´Poema del Cante Jondo en el Café de Chinitas´ Ballet Flamenco de Andalucía

Resumen: ´Poema del Cante Jondo en el Café de Chinitas´ Ballet Flamenco de Andalucía

´Poema del Cante Jondo en el Café de Chinitas´
Ballet Flamenco de Andalucía
Jardines del Generalife (Granada)
Del 21 de julio al 29 de agosto 2009

Ballet Flamenco de Andalucía: Cristina Hoyos, Mariano Bernal, Cristina Gallego, Rosa Belmonte, María del Mar Montero, Rocío Alcaide, Patricia Ibáñez, Zaira Santos, Marta Arias, José Luis Vidal, Jesús Ortega, Jacob Guerrero, Javier Crespo, Daniel Torres, Abel Harana, Juan A. Jiménez. Músicos: Fabiola, Vicente Gelo, Miguel Rosendo (cante); Andrés Martínez, Ramón Amador (guitarra); Roberto Carlos Jaén (percusión).( Jardines del Generalife, Granada)

Texto: Antonio Conde
Fotos: Ballet Flamenco de Andalucía

Renovarse o morir.

Desde hace ya siete años los bellos parajes y jardines donde los reyes musulmanes daban paseos en épocas estivales, acogen la obra dedicada a Lorca. El poeta por excelencia y su obra se vienen representando desde los mas distintos enfoques, dando valor a su obra y proyectando visiones que no siempre se ciñen al significado de su obra.

El Ballet Flamenco de Andalucia, con Cristina Hoyos a la cabeza, ha indagado en una de las obras por antonomasia de Lorca: Poema del Cante Jondo en el Café de Chinitas.

El resultado es dispar. Si bien la escenografia es de las mejores que he visto, pues el espacio disponible hace que se puedan montar las interminables vidrieras y vitrinas acristaladas que evocan al Café Cantante a medio camino entre el lupanar y el escenario galante, el resultado artístico no lo es tanto. Tanto el vestuario como la iluminación fueron lujosamente bien preparadas. En contra, el mal sonido de las guitarras de Ramón Amador y Andrés Martinez no dejaron ver su categórico toque.

El resultado de toda la obra viene a ser una secuencia de catorce movimientos entre los que se destacan La balada de los tres ríos, Los cuatro muleros y el Poema de la saeta. Si que hubo un momento de emocionalidad con el número “El silencio y el grito” que sacó al público de una monotonía de coreografías lineales y sin transmisión. La Petenera, que no pasó desapercibida, dió pie a destapar la esencia de esta mala mujer que tanto sufrió. El discurso estuvo bien argumentado pero faltó intención, o en los actores o en la cabeza pensante. Ya está mas que mañido el discurso lorquiano y para obtener resultados que hagan valer lo que merece una obra y un espacio como éste es requisito indispensable buscar nuevas formas de expresión. Mariano Bernal se deshizo en baile, llevando el peso de la obra, pues Cristina Hoyos pinceló con su arte apenas un par de escenas, amén de unas sevillanas bailadas en lo alto de una mesa.

El resto de la obra se basó en coreografias inconexas. La parte musical dirigida por Pedro Sierra bien mereció los aplausos de la noche al igual que el cante de Fabiola, Vicente Gelo y Miguel Rosendo. Se hace necesario revisar el discurso lorquiano que vislumbra la directora de la compañía o por contra, parece que puede ser el momento de dejar paso a otros que busquen enfoques que no caigan el tópico.


Salir de la versión móvil