Varios artistas FRAGUA FUTURA (Nuevos Medios, 2003).
Hace escasas noches -con Adolfo
Jiménez Furu como maestro de cerermonias- se presentó en
la botillería Cardamomo de la calle de Echegaray el inteligente
menú de degustación concebido por los hiperactivos Negri
y Javier Limón a base de flamencos noveles o casi vírgenes
en el vinilo notoriamente destinados a contribuir al preciso oreado del
ambiente.
Abre el capítulo guitarrístico Manuel Parrilla atizando
el fuego caldeo con las yemas en una contundente y vibrante bulería.
Otro jerezano, el joven Diego de Morao, le da la réplica con donosura
y sello familiar por el mismo palo, abrochando la terna Montoyita con
un ambicioso Paseíllo de mi ilusión de entonadísimo
tranco en el que le secundan colaboradores del fuste de Joaquín
Cortés y Estrella Morente y las palmas de… ¡Javier Conde,
Enrique Ponce y Raúl!
Muy bien defendido asimismo viene el cante por Antonio El Negro, garganta
de exquisito aire y resonancias añejas por soleá. Miguel
Carbonell, paladar de dinastía, dice su verdad limpia por taranta
con la guitarra de su primo Montoyita y la mandola de Tomatito como telón
de fondo mientras Salomé Pavón, inspirada por la sonanta
de Niño Josele, se deja ver en garbosos tangos de su casa, María
Berasarte nos regala un primoroso y -dado el contexto- exótico
fado y un duelo por bulerías emplaza en justicia a Malaguita, Antonio
El Ciervo, Johnny Cortés y Saúl Quirós, por sus gustosas
maneras, en la antesala del álbum en solitario. Señalar,
además, como verdadera revelación a Triana Heredia, hija
del llorado Ray que, junto a su madre y sus tías Las Negri, borda
unos coros por tangos de cautivadora dulzura.
Dos formaciones, por fin, Los Malaguita y Kímika -integrada esta
última por vástagos de artistas de la relevancia de Montoyita
o Juan Carmona de Ketama-, apuntan en este su primer despeje de plaza
como promesas novilleriles futuras tardes de sol y laureles en los siempre
procelosos anillos del flamenco-fusión.
