Miguel Flores Quirós, el Capullo de Jerez, a sus 49 años, está adquiriendo la condición de 'superstar' del flamenco y el aura que le envuelve es comparable a la que acompañaba a su compadre Camarón de la Isla durante los primeros años de la carrera de éste.
Cante: El Capullo de Jerez; Guitarras: Niño Jero, Diego
Amaya;
Percusión: Rubichi;
Jaleos: Pescadilla, El Bo;
Coros: Niñas del Mono de Jerez.
La palabra «carismático» queda desorbitadamente corta
para describir a este cantaor que ha sabido inventarse una personalidad
y una forma de decir los cantes totalmente originales cuando hoy en día
los entendidos se quejan de cierta uniformidad entre los valores nuevos.
El Capullo, gitano por decreto si no por descendencia, es anárquico,
dinámico, divertido y sumamente flamenco, de los que crean culto.
En un estudio de grabación, no es que 'se corta el capullo', pero
tampoco florece a gusto, como es lógico. Entonces para todos aquellos
que no tienen posibilidad de escucharlo en vivo, ahora tenemos «Capullo
de Jerez en directo», una grabación que recoge actuaciones
del cantaor en Madrid, Córdoba y Barcelona del pasado año
2002.
La oportunidad de separar el
animador del cantaor
El mismo artista afirma estar contento con el resultado, y una servidora
tampoco encuentra pegas. El Niño Jero y Diego Amaya lo acompañan
con su acostumbrado excelente gusto y aire. Hay buena calidad de sonido
y el repertorio es lo mejor del Capullo, con todas sus desorganizadas
letras, muchas de ellas originales del cantaor, incluidas en el folleto
que acompaña el CD. Soleá por bulería, cante muy
cultivado en Jerez, recordando sabores desde Santiago hasta la Plazuela,
dos tangos largos en la misma línea que sus bulerías, es
decir, originales y flamencos, nada de coros «naino», un martinete
totalmente digno, unos tanguillos flamencos, los personalísimos
fandangos que siempre ofrece, su rumba flamenca «apágame la
luz» y tres bulerías antológicas que suman 29 minutos
de fiesta capullesca en total, incluyendo el verso dedicado a su Camarón:
«La vida es muy bonita y hay que vivirla con amor, porque se ha ido
la alegría, se ha ido el Camarón, por mucho que el sol caliente,
por mucho que la luz alumbre, la enfermedad de la muerte, eso no hay quien
lo cure».
Nuestro hombre es todo un espectáculo en persona, con sus muecas
y travesuras, sus pataítas y discursitos, pero aquí tenemos
la oportunidad de separar el animador del cantaor, y el balance es sumamente
positivo. Los aplausos confirman que esta es una grabación que
los capullómanos no pueden pasar por alto y que tampoco defraudará
a cualquier aficionado al buen cante jerezano.
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