Pepe Habichuela recibe el castillete de oro y presenta “Now or never” un libro monumental

Pepe Habichuela

Pepe Habichuela

Gamboa ha tenido un libro con Pepe Habichuela
-¿y qué tal? 
-Guapo y rollizo, pesa un kilo setecientos
-Habrá que leerlo.

Foto portada – Carmen Jayam
Entrega del Castillete de Oro

DIÁLOGOS DE COLORES

Aprendimos de Enrique Morente que el flamenco es un gran invento y eso también quiere decir que tenemos licencia para innovar. Eso incluye la primorosa edición en la que Pepe habla en colorao, su mujer Amparo Bengala en verde y su hijo Josemi Carmona en azul. 

Gamboa ha inventao los diálogos en estéreo en los que Pepe cuenta una historia y llega Amparo y añade, desmiente o sintetiza la narración. Así los diálogos chispeantes conservan el sabor original. Gamboa actualiza eso de llevar la literatura oral a las páginas de un libro y le añade la inmensa colección de saberes flamencos de esos que no pueden captar las partituras. Es verdad que, a ratos, los chascarrillos asociados a los kilos de información pueden parecer un reto solo al alcance de los iniciados…

Es una impresión falsa. Es verdad que merece la pena releer algunos párrafos, como en Séneca o en Schopenhauer, pero aquí tiene que ver con la fuerza requerida para sostener el tomo. Ya saben, un kilo 700 gramos. 682 páginas. ¡Tela!. 

Gamboa escribe cabal y dicharachero, nunca se ahorra un dato ni un chiste y aunque el sentido del humor va por barrios aquí hay toneladas de información bien contextualizada, el chiste es un caramelo. Ahora bien es necesario que el lector busque y encuentre la manera de disfrutar el libro. La ideal es un atril, como en misa, pero acompañado de copita de jerez o vino al gusto con olivitas y servilleta para guardar la pulcritud debida al pasar de las páginas.

EL PESO DE LA CULTURA

Si no se dispone de atril, pueden ir pensando en apuntarse a un gimnasio. Es cierto que se han diagnosticado casos de alergia aguda a la gimnasia y, -en esas circunstancias, hagan como yo-, una terapia mixta en la que acompañando al imprescindible triunvirato de vino, olivas y servilleta se acompaña la lectura de un equipo musical para seleccionar la música apropiada para cada capítulo. Eso exige descanso de la lectura cada cinco minutos aproximadamente. Y así hasta la eternidad.

Cabe la posibilidad de que un día se despiertan sin rumbo y sin tarea pendiente y ahí el libro sirve para estrenar la sonrisa del día, para trasladarse a los días en que Pepe Habichuela recaló en Madrid a unos tablaos donde trabajaban los grandes del flamenco. Aparecen Fernanda y Bernarda por un lao y por el otro aparece Camarón haciendo carambolas sin levantar la voz en los billares de Callao y al final de la noche el cabeza del clan de los Habichuela recorre la ruta de los tablaos para recoger (como el camión escoba) a cada quién al final de la jornada. 

LEES UN RATO Y CONSERVAS LA SONRISA

Este libro es terapeútico, así que además de poner en forma los biceps, sirve para levantar el ánimo y el conocimiento.

Aún no ha llegado Enrique Morente y ya se le menciona de refilón como fuente inagotable de traumas automovilísticos y desfallecimientos mecánicos. La primera parada del libro fue en Ponferrada donde fue presentado por Gamboa y Paco Manzano, donde el personal hizo comentarios variados sobre el peso de la criatura. Ustedes/vosotros sospechan que con ese ritmo de lectura no me he leído el libro entero, ni me lo llevo de viaje. Así que lo iré disfrutando como la vida misma en los encuentros con la familia Habichuela. 

Mi primer recuerdo de Pepe fue en la sala La Fiesta (La Riviera) en 1983 la tarde del concierto de Don Cherry y Ed Blackwell en el que presentaban su disco “El Corazón”(ECM/ Nuevos Medios) 92 ejemplares vendidos en un tiempo en el que se vendían muchos vinilos. Pacheco hizo la foto de Pepe y Don Cherry en un santiamén. Cherry dijo del sonido de la guitarra de Pepe: “parece un árbol que llora”. Esa tarde no tocaron, lo hicieron al día siguiente en Barcelona en la sala Zeleste. Cada vez que iba a Nuevos Medios veía esa imagen prendida con chinchetas en un corcho pegado a la pared.

-Me encanta esa foto, es inspiradora.
Mario quitó las chinchetas y me la regaló.
Uno tiene suerte en la vida y conocer a Pepe Habichuela es una bendición si estás a su lado viendo a a su hijo.
-¡Cómo toca Josemi!
-¡Sí que ha salido güeno!

A la viceversa también bien. Ves a Pepe al lado de Josemi y exclamas:
-¡Qué moderno que toca tu padre!
-¡Sí que lo es!

¡Disfruten del libro! Es un monumento al flamenco.

Salir de la versión móvil