XXII Semana Flamenca de Alcobendas. Carmen Linares, Chano Lobato, Rancapino

 
XXII SEMANA FLAMENCA DE ALCOBENDAS

14 mayo 2005
Teatro Ciudad de Alcobendas (Madrid)

EMOCIONANTEMENTE
CARMEN

Cante: Chano Lobato, Rancapino, Carmen Linares
Guitarras: Antonio Carrión, Pascual de Lorca, Miguel
Ángel Cortés

Texto: Manuel Moraga
Fotos: Rafa Manjavavacas

Carmen Linares era la homenajeada: recibía
la Distinción Flamenca de la Peña Chaquetón.
No defraudó. Nunca lo hace, pero en esta ocasión
su cante tuvo una emoción especial.

Abría la noche Chano Lobato, que no tuvo la altura
cantaora de otras ocasiones, lo que en ningún caso
quiere decir que estuviese mal, ni mucho menos. Se le vio
un poquito bajo de tono (son 77 años y algún
que otro achaque) comparado con otras recientes actuaciones,
pero nada grave. Hizo sus cositas por alegrías, cantó
muy bien por soleá y, sobre todo, se creció
en las bulerías, donde tuvo algunos pasajes memorables,
como la letra de soleá que cantó con línea
melódica de granaína, pero con compás
de bulería. Así de maestro es Chano y así
de profesional.

A Rancapino, sin embargo, le vimos mejor que en su pasada
visita a la capital con motivo del Festival Flamenco Cajamadrid.
En esta ocasión su voz estuvo más viva, y aunque
se reservaba en algunas ocasiones, en otras se buscó
con absoluta entrega. Defendió bien su repertorio:
malagueña mellicera, alegrías, soleá
(espléndidas), bulerías.

Tras
el descanso, la segunda parte fue para Carmen Linares que
era galardonada con la Distinción de la Peña
Flamenca Chaquetón. Curiosamente, tanto Chano como
Rancapino ya fueron merecedores del mismo reconocimiento en
pasadas ediciones de las Semana Flamenca de Alcobendas. Carmen
estuvo excepcional en sus cantes habituales, aunque hablar
de “cantes habituales” con Carmen es bastante
arriesgado. Todo buen aficionado sabe que en Carmen Linares
se pueden rastrear modos que casi podrían clasificarse
como “en peligro de extinción”. Así,
entre el lógico repertorio más ligado a sus
últimos discos, la cantaora nos obsequia con perlas
como los fandangos de Lucena, la malagueña de Ojana
o, como ocurrió en Alcobendas, la caña. Sin
cajón ni otros instrumentos, sólo con sus palmeros
(en algunos cantes) y la guitarra de Miguel Ángel Cortés,
Carmen estuvo emocionante en todo y especialmente conmovedora
en la taranta y la siguiriya.

Por lo demás, brillaron a gran altura Antonio Carrión,
Pascual de Lorca y Miguel Ángel Cortés, que
acompañaron con mucho acierto y oficio a Chano, Rancapino
y Carmen Linares respectivamente.


 



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