XVI Bienal de Flamenco. 'La pasión según se mire' Andrés Marín / Paco Escobar 'A Contratiempo'

Resumen: XVI Bienal de Flamenco. 'La pasión según se mire' Andrés Marín / Paco Escobar 'A Contratiempo'

XVI BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA
“LA PASIÓN SEGÚN SE MIRE” ANDRÉS MARÍN
“PACO ESCOBAR A CONTRATIEMPO”

Lunes, 20 de Septiembre 2010

 


Fotografías: Luis Castilla / Bienal de Flamenco

Especial XVI Bienal de Flamenco 2010. Toda la información. Programación, reseñas, fotos…

“LA PASIÓN SEGÚN SE MIRE” ANDRÉS MARÍN
Artistas invitados: José de la Tomasa, Lole Montoya, Concha Vargas.
Teatro Lope de Vega 21.00 h

Ficha artística: Baile: Andrés Marín; Artistas invitados: Concha Vargas, Lole Montoya, José de la Tomasa; Cante: José Valencia, Pepe de Pura; Guitarras: Salvador Gutiérrez, David Marín; Laúd árabe: YorgosKaralis; Marimba y Percusión: Daniel Medina; Percusión Flamenca: Antonio Coronel; Clarinete: Javier Delgado; Tuba: José Miguel Sanz.

Texto: Gonzalo Montaño Peña.

Andrés Marín puso en vilo a todo el Lope de Vega con una propuesta arriesgada, pero con contenido, conceptual pero cargada de elementos tradicionales. Un espectáculo que demuestra que está a la cabeza de los bailaores modernos y contemporáneos, pero que seguramente es porque él tiene la cabeza en los bailaores y cantaores clásicos. 

Está claro que este es un espectáculo de pasiones. La pasión que siente Andrés Marín por el cante, por la voz y la presencia de Lole en el escenario. Esta mujer sólo con su presencia ya irradia arte y su voz abriendo el espectáculo cantando en árabe con el acompañamiento de Laúd fue maravillosa.

También esta clara la pasión que Andrés siente e irradia cuando baila con buen cante como el que nos dejó Pepe de Pura en los Tientos o en las Siguiriyas. Las formas plásticas, contemporáneas y vanguardistas de Marín marcan el cante con los brazos al aire, con las poses perfectas y los pies limpios y acompasados.

La pasión de Andrés por el baile clásico y gitano nos dejó el que vaticino será uno de los momentos memorables de toda la bienal: el baile por Romances a dúo con Concha Vargas con la voz de José Valencia. Pusieron “a gusto” a las setecientas personas que asistieron al espectáculo. ¡Que contrapunto de formas bien entendidas y que conversación a trío!. El público en pie en mitad del espectáculo.

De nuevo Lole en el escenario le canta el amor, sólo ella puede decir esa palabra cantada con un significado tan pleno.
Ahora Marín se convierte en pájaro cantando a través del tubo del clarinete, me vienen alusiones a Prokófiev y “Pedro y El Lobo”.

Otro de los conceptos que más me ha gustado del espectáculo han sido las uniones que ha dado a lugar, uniones nada convencionales, pero que finalmente se han revelado como novedosas, acertadas, apasionadas y fascinantes, como por ejemplo: el cante y baile por tangos con el sólo acompañamiento de Tuba. La unión de cante y marimba también me sorprendió por su bonita sonoridad conjunta.  El cante por Soleá de Triana de José de la Tomasa acompañado por un clarinete y el  transgresor baile de Andrés.

Hay cosas que sólo un macareno como Marín pueden traer a Sevilla, me refiero a sacar dos carros con cirios a modo de procesión y salir a bailar música procesional semivestido de nazareno, iconoclasia y pasión… según Andrés Marín.
José de la Tomasa cerrará con un magnífico cante por Martinetes el espectáculo y el sorprendente baile estético  y dúctil en las formas de Marín que se lleva el yunque en sus brazos como quien se lleva el cante y el baile. Nos queda el recuerdo de un momento que permanecerá por largo tiempo en nuestra memoria.

“PACO ESCOBAR A CONTRATIEMPO”
Teatro Alameda 23.00 h

Ficha artística: Guitarra: Paco Escobar; Viola de Gamba: FahmiAlqhai; Piano: Laura de los Ángeles; Bandoneón: Luís Caruana; Guitarra: Antonio Carmona; Percusión y Marimba: Antonio Moreno; Violín: Jaime Hernando; Cante y Palmas: Inma “la Carbonera”, Victoria Escobar.

Texto: Gonzalo Montaño Peña

El guitarrista Paco Escobar debutó anoche en la bienal de Sevilla con un espectáculo en el que nos dio a conocer cuales son las fuentes de donde bebe su guitarra, un concepto de toque y melodía de una generación anterior a la presente, pero de acabado muy cuidado.

La verdad es que después de haber asistido al emocionante Andrés Marín el listón para la noche quedaba en unos mínimos difíciles de alcanzar. Pero no por ello asistí a este recital con menos ganas, sino con curiosidad por ver que nos quería decir este músico sevillano.

El espectáculo abre con una Granaína con acompañamiento de piano, que ya nos adelantó lo que el espectáculo traía: formas dentro de los cánones clásicos de la guitarra y también en los demás instrumentos que incorpora. También una duración desmedida en las composiciones que, a la postre, darían un recital tremendamente largo.

El sonido de Paco Escobar es limpio y de una pulsación firme, sobre todo cuando el caótico sonido del principio del espectáculo se lo permitió. Le noté mas a gusto en las partes solistas que cuando le tocó acompañar al cante donde le vi un poco más dubitativo.

El espectáculo tuvo detalles originales como la Zambra por Siguiriyas, donde Escobar demostró tener concepto y flamencura en las formas. El piano de Laura de los Ángeles sonó a Arturo Pavón en el quizás mejor pasaje del recital. También me gustó el Bandoneón que le aportó un sonido fresco y el acompañamiento de Viola igualmente me pareció acertado.

Hubo otros momentos que no me gustaron como los Tangos donde me pareció demasiado correcto, tanto que a veces cansa. O en las Bulerías con el piano donde por momentos me pareció la música de los espectáculos de baile con caballos andaluces.

Las voces tampoco me convencieron en ninguno de los cantes que dejaron, quizás “La Carbonera” en la Zambra que antes comenté y pare usted de contar.

En general me pareció un recital demasiado largo como para que se hiciera ameno, doce composiciones de más de diez minutos casi todas, continuos parones para afinar la guitarra entre los temas que no ayudaban a mantener el ritmo. Con unos elementos bien pensados pero que no parecieron estar del todo bien ensamblados y un Paco Escobar demasiado pendiente de todo el mundo que le rodeaba en el escenario.


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