XV Festival Flamenco Mont de Marsans. 30-6 al 5-07

 

Festival
de Arte Flamenco
Mont-de-Marsan

Cía.
Tito Losada

'Las mil y una noches flamencas'

Espace François Mitterand,
lunes 30 de junio, 2003. 21.00h

 

Llegamos a la hermosa ciudad de los tres ríos justo
a tiempo para un café olé (que sí, que
se escribe 'au lait', pero dadas las circunstancias…)
y luego acudir a la presentación del festival a cargo
de su director artístico Javier Puga. Ojú cuánta
gente jet, y cómo han cambiado los tiempos desde aquellas
turnés cuando los 'camerinos' a menudo se reducían
a un espacio entre bambalinas y hubo que mojar la esponja
del maquillaje con cocacola porque no había agua. El
flamenco va por etapas y desde hace algunos años hay
dineros importantes para nuestro arte universal. El público
francés en particular tiene un largo historial de infatuacion
con el flamenco, como mínimo desde los años
cuarenta cuando Vicente Escudero, la Argentinita o Carmen
Amaya en el baile, y más tarde Rafael Romero, Juan
Varea y otros en el cante, revolucionaban a los parisinos
con su arte.

Si van escasos de tiempo y quieren la versión resumida
de esta reseña, se podría decir que esta producción
de “Las mil y una noches” es un grupo de unos treinta
jóvenes, atractivos a más no poder y sumamente
competentes en sendas especialidades haciendo cine mudo por
flamenco orientaloide. Estamos ante una obra llamativa y entretenida
que rezuma tanta preparación meticulosa como financiación
generosa. La forma más eficaz de 'limpiar' el flamenco
es darle dinero a un flamenquito y decirle que monte una obra,
porque es capaz de encontrar la manera de hacerlo, pero es
obvio que también hay sitio para este tipo de producción
en los escenarios internacionales más importantes.

Se arranca con un solo de guitarra por bulerías de
tres de los hermanos Losada, que sirve de rúbrica colectiva
que nos recuerda la autoría de la obra. En seguida
se nota el sonido defectuoso que por desgracia no deja de
ser un problema a lo largo de la noche en este maxiteatro
provisto de dos pantallas gigantes donde se proyecta la actuación.



Foto: Estela Zatania

A continuación se procede a las seis viñetas
que componen la presentación y resistimos la tentación
de leer el texto explicativo porque 'eso no vale'. Las historias
se desenvuelven con más o con menos claridad recurriendo
a ratos a la dichosa voz en off para rellenar detalles, y
hay abundantes destellos de flamenco reconocible: bulería,
malagueña, tientos, tangos, siguiriya, farruca, soleá
apolá, rondeña, taranto o alegrías, todo
al servicio del argumento. La mano del coreógrafo Antonio
Canales es evidente en cada momento pero los bailaores habilmente
proporcionan sus propias personalidades.

Ni un clavel, ni un topito, ni un volante…mucha pierna
y tripita al aire, pero con buen gusto, qué duda cabe.
Es una presentación tan redonda y pulida que con cuatro
lentejuelas encajaría a la perfección en la
sala más lujosa de Las Vegas. “Los 40 ladrones”
aparecen como ninjas bailando por bulerías…otro
número se podía haber titulado “fiesta
en Santiago del Cairo”…luego un baile canalesco
oriental de mentirijillas con chinchines y to'. Puntos negativos,
pocos. Es molesto no poder ver a los cantaores que inexplicablemente
se escuchan pero no se ven. En casi todos los arreglos se
abusa de la flauta dando un aire a Debussy y restando la agresividad
innata del flamenco…o quizás la idea fuera esa,
de suavizar y orientalizar.

Especialmente destacables, la cantaora bailaora que hace
de Sherezade (desgraciadamente no había programas para
poder citar nombres con precisión), el bailaor que
encarna a Aladino entre otros papeles, y el hombre que maneja
el curioso instrumento egipcio de cuerdas que se llama el
kanú. Esmerada puesta en escena y eficaz trabajo de
iluminación.

Al final no sabemos si es baile oriental aflamencado, o flamenco
orientalizado, pero poco importaba tan académica cuestión
a los que casi derrumbaron el teatro con sus aplausos y gritos
de aprobación después del último saludo.

Otras
reseñas Mont de Marsan

Texto:
Estela Zatania

Reseña: 1001
noches flamencas. Teatro La Latina. Madrid



 



Salir de la versión móvil