XV Festival de otoño de Granada

Encuentros Flamencos de Granada

Encuentros Flamencos de Granada

Texto: Antonio Conde
Fotos: S. Carrion

XV Festival de otoño de Granada. Teatro Isabel la Católica. Tatiana Garrido, Desde Boabdil a Enrique Morente, Arcángel.

Desde hace tiempo vengo manteniendo una batalla dialéctica con Granada y con sus flamencos. La duda surge en saber si la ciudad está pasando por uno de los mejores momentos de su historia jonda o por el contrario está en unos niveles que hace necesario analizar cuáles son las causas de que así fuera.

Este pensamiento surge a colación de una nueva edición de los Encuentros Flamencos de Granada, que este año se gestionan directamente desde el ayuntamiento. Será por esto que el cartel está repleto de artistas locales, salvo excepciones honrosas.

Granada es rica en artistas que desarrollan su carrera artística en tablaos y academias de baile. Así, el primer espectáculo de este ciclo quiso homenajear a la mujer acudiendo a un elenco eminentemente joven en la primera parte de la obra para dejar el cierre a artistas consagrados de la capital.

'Yo mujer' quiso ser una visión caleidoscópica de la mujer en el flamenco, en la vida, en la sociedad, en el mundo gitano. Quiso dar a conocer la visión personal de la mujer flamenca, de la madre, de la niña, de la alumna; mostrar pensamientos e inquietudes.

En cuanto a la trama y al desarrollo el concepto fue heterogéneo; diferentes escenas representaron las etapas por las que pasa una mujer flamenca: niñez, adolescencia y rebeldía, madurez, maternidad, vejez… Todo ello acorde con el momento. A saber. Claudia Valle (por bulerías) en el papel de niña con inquietudes e ilusiones de ser artista mundial, María Villena (tanguillos y tangos de Triana) como rebelde adolescente rematando por bulerías con gracia pero excesivamente agresiva en los desplantes. Así son los adolescentes, no? Sara Jiménez con guajira, con atuendo islámico, burka incluido, representando el cambio de la mujer florero a la mujer del siglo XXI, con aire de vedette. Carmen Villena y Vanesa Vargas sorprendieron por alegrías en un paso a dos soberbio. Sin espacio para el temple pero con la tranquilidad de exponer un hilo argumental compacto y hablando a través del baile, ya fuera haciéndonos ver la relación entre dos mujeres o mujer y hombre. Sólo aquí hubo escenificación con sentido. Y es esto es lo que falló en el completo de la obra. La escenificación de los bailes ya evidenciaba el hilo conductor del espectáculo. No fue necesario tanto visionado de videos de fondo con explicaciones apenas audibles. La imaginación es la mejor palabra en el baile flamenco.

La representación de la maternidad recayó en Raquel Heredia que hizo soleá, enérgica en el baile, pero desacertada en el vestuario y en la extensa teatralización del personaje. De lo mejor de la velada fue el cante por cuplé en compás de bulería de Rafaela 'La Repompa' además del contoneo genuino de Gracia Cortés que, por tangos, rompió los moldes de la estética sacromontana.

Fita Heredia e Iván Vallejo al cante junto a las guitarras de Marcos Palometas y Manuel Cortés y la percusión de José Cortés completaron el cuadro granadino.  

La noche siguiente, Tatiana Garrido, hija de una de las grandes del baile flamenco, no sólo granadino sino mundial, Mariquilla, desveló los misterios que la llevan a ejercer un sentir propio en cuanto a manifestación danzística se refiere.

Si la noche anterior falló la dirección escénica, en este espectáculo la aparente complejidad de la trama hizo que faltara entendimiento entre las diferentes músicas empleadas en el espectáculo (flamenco y gospel). Del flamenco al gospel parece que hay un paso, sino que le pregunten a Pitingo. Saber aunar ambas disciplinas musicales es cuestión de saber cómo encajarlas individualmente y que el conjunto no quede vacío.

'Espiritual flamenco' intentó ser una evocación, un recuerdo al camino del alma de la bailaora. Un cruce de músicas, de ambientes, de recuerdos. En definitiva una particular forma de entender un momento de vida.

Ester Crisol, al inicio, además de cantar de bien para arriba, tocó una bella media granaina de 'Guerrita'. Acto seguido, la presentación de la compañía se erigió en un homenaje a Morente entre la Estrella, Omega y el fandango a Lorca.

Inmensa fue, por otro lado, la guitarra de Luis Mariano durante toda la noche. Un peso pesado del toque granadino que se encargó de armonizar el recital de principio a fin. La brillantez de su toque, ya sea con introducción a la malagueña, armonizar hasta llegar a la granaina o terminar por bulería, es simplemente sublime, sólo apto para oídos con gusto.

Sandra Santiesteban desgranó una taranta y una canción antes de la farruca de Tatiana. Muy visceral en la ejecución, enérgica en la cantidad de recursos expuestos, (sobre todo a través de sus pies), aunque acotada en la transmisión. No en vano, en un ejercicio de vistosidad levantó al público en la soléa por bulerías con la que protagonizó el cierre de su particular flamenco espiritual.

Ester Crisol volvió a brillar con luz propia entreactos con una vidalita marchenera y el resto del elenco cantaor (Aroa Palomo, Marta La Niña) secundaron el total de la obra.

El sorprendente fin de fiesta lo protagonizó el coro 'Women gospel' de Granada entonando el 'Aleyuya'.

Sin posibilidad de escuchar a Sara Saéz la noche del jueves, el viernes fue una de esas noches que yo al menos, como aficionado al cante tardaré el olvidar.  

Arcángel. Ni más ni menos. Y un recital de corte clásico de lo más moderno. Cantes a dos voces, coros de Los Mellis… Pocos son capaces de deleitar desarrollando un espectáculo que aparentemente no tiene nada de nuevo, pero en el que todo suena a bueno. Y Arcángel es uno de ellos. La voz laina y brillante de Huelva vino rozada. Pero quizás eso hizo que explotara su garganta en cada tercio y sacara de sí lo mejor que he escuchado en mucho tiempo. Llegando al límite, exponiéndose, como dicen en Jerez 'tirándose a la piscina'. El resultado a todo esto es una noche de manual. Ya vendrán otros a criticar que no suena a los viejos, pero el que lo ha escuchado y sabe 'distinguir' sabe de lo que hablo.

Vino acompañado de Miguel Angel Cortés a la guitarra y de Agustín Diassera al compás junto a los Mellis que además de coros y palmas cantaron alguna letra por fandangos.

¿El repertorio?- Mas que amplio. Si hablamos de pregones, el de los caramelos, del frutero, del uvero, si hablamos de soleá por bulerías, Antonio la Peña, La Moreno… ¿Fandangos?- No. En singular. Sólo uno. La miel en los labios.

Acto seguido si continuó con Fandangos de Lucena y verdial que derivaron a tientos, tangos extremeños y de La Marelu. Taranto de Manuel Torre y del Cojo de Málaga.

La seguiriya, a pesar de la voz, tuvo la profundidad suficiente para entenderla como hay que hacerlo; echó las 'asauras' con Santiago y Santa Ana.

Un descanso a su voz le dio Miguel Ángel Cortés que, en solitario, comenzó con granaina y terminó con bulerías. Otro de los pesos pesados de la sonanta de Granada en la estela de los grandes del siglo XXI.

Volvió Arcángel para cantar un villancico preciosista, lento y moderno. Antagónico de la bulería con la que continuó. Ya en las alegrías las formas personales y la velocidad que impone el cantaor son otro modo de mirar a la bahía; en la distancia Camarón y Pinini. De fondo siempre Huelva.

Y por Huelva terminó y volvió a resquebrajarse, a abandonarse, que dirían otros, a cerrar y dar una clase magistral de buen gusto.

La noche del sábado nos quedamos con las ganas de ver el espectáculo de Juan Andrés Maya al que no pudimos acudir.

 


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