XV Festival de Jerez 2011. Rojas & Rodríguez NBE 'Cambio de tercio' / José Maya 'Maya' / UHF 'Bipolar'

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

Resumen: XV Festival de Jerez 2011. Rojas & Rodríguez NBE 'Cambio de tercio' / José Maya 'Maya' / UHF 'Bipolar'

XV FESTIVAL DE JEREZ
Nuevo Ballet Español “Cambio de Tercio”
José Maya “Maya”
 UHF “Bipolar”
Viernes, 11 marzo, 2011.

 

El penúltimo día del Festival de Jerez estaba repleto de actividades y espectáculos.  Después del taller didáctico en el Centro Andaluz de Flamenco, “Distinguir los palos”, Eva Yerbabuena presentó su espectáculo “Cuando yo era”, la gala final del dilatado programa.

Reunidos los críticos cubriendo el festival para distintos medios, la bailaora Leonor Leal, que había presentado su obra “¡eLe, eLe!” los días 1 y 2 de marzo, fue nombrada Artista Revelación de esta edición.

A las siete de la tarde, en la Sala Paúl, uno de los espacios alternativos del festival, la formación instrumental “UHF, Ultra High Flamenco”, presentó su segundo trabajo discográfico, “Bipolar”.   Entregado al flamenco jazzístico, el carismático grupo se compone de los músicos José Quevedo a la guitarra, Pablo Martín al contrabajo, Alexis Lefèvre al violín y Paquito González a la percusión.  Excepto por compases de doce tiempos (o de ocho), y algunos viajes por las cadencias flamencas, estos experimentados profesionales tocan un género musical con suficiente entidad y calidad como para recibir una etiqueta independiente del flamenco.  Tocaron temas del disco como “OFNI, objeto flamenco no identificado”, o una composición al compás de siguiriyas con dinámica contemporánea, así deleitando al público mayoritariamente joven.

NUEVO BALLET ESPAÑOL “CAMBIO DE TERCIO”
Teatro Villamarta, 2100h

Baile: Rojas y Rodríguez. Cuerpo de baile: María López, Pilar González, Verónica Lópiz, Raquel Tamarit. Cante: Davinia Jaén, Sandra Rincón. Guitarra: Daniel Jurado, Gaspar Rodríguez. Violín: Raúl Márquez. Percusión: Enrique Terrón. Idea original: Rojas y Rodríguez.

Al comienzo del espectáculo en el Teatro Villamarta, fue anunciado que como muestra de solidaridad, esta representación de la Compañía de Rojas y Rodríguez “Nuevo Ballet Español” iba dedicada al pueblo japonés.

Insistiendo en la contemporaneidad y la frescura, la compañía presentó su creación “Cambio de Tercio”, un trabajo con ánimo de descubrir lo nuevo a través de lo antiguo.

El día anterior en la rueda de prensa hicieron hincapié en la “supuesta pureza” del flamenco, un género siempre basado en las mezclas.  Curiosamente, lo más destacable de este espectáculo es el homenaje que rinde al flamenco más “puro”.  De hecho, “Cambio de tercio” demuestra el sinfín de posibilidades disponibles sin salir de los compases y cantes de toda la vida, a cual más clásico.  Queda patente que no por una colocación nueva de las manos, ni una nota diferente a la habitual, ni un acorde de guitarra, ni lunares sí lunares no, el flamenco deja de ser.  El flamenco tiene su aroma, y la cristalina inteligencia y conocimientos de Rojas y Rodríguez permiten que ellos sepan mantenerlo, a la vez que empujan los límites estéticos para ver hasta dónde pueden llegar.  “Esencializar” es la palabra que me viene a la mente.

Para conseguirlo, dependen de una abundancia de buen cante y guitarra, y de las coreografías de Rafael Campallo, Manuel Liñán y Rocío Molina, además de las suyas propias.  Se sirven de todo un arsenal de accesorios clásicos – bata de cola, palillos, mantón, la flor en la cabeza de las mujeres (la nueva generación vio oportuno suprimir tan inofensivo y hermoso detalle), o el sombrero cordobés y traje típico en los hombres y el vestido corto de la mujer, que fue la moda en el baile flamenco en los años cincuenta y primeros de los sesenta.

Todo detalle está bien cuidado, empezando por la bellísima iluminación de David Pérez, y un vestuario excelente.  Los músicos están incorporados a la acción, y hasta los saludos finales son de diseño.  Dos cantaoras jerezanas con mucha energía, sin ser figuras, hacen un trabajo absolutamente digno y bien currado, con encargos tan poco habituales como cantar simultáneamente por alegrías, sin guitarra, cada una su verso y estilo, o los clásicos tanguillos hablados, como los que popularizó Lola Flores en su día con “Las guapas de Cádiz”.  El flamenco que algunos llamarían “histórico” es representado sin ridiculizarlo.

Hay un plato combinado de las formas tradicionales, desde lo más conocido, fandangos, cantiñas o siguiriyas, hasta bamberas o sevillanas entre otras cosas, siempre con una aplastante sensibilidad flamenca.  Todo está allí, obligando al espectador a revisar sus prejuicios o conceptos posiblemente mal informados, y rectificar su propia definición de lo que es el flamenco, o no lo es.

Se pudo detectar cierta falta de comprensión por parte del público, algo inexplicable que sólo puede ser debido a la novedad del espectáculo, lo cual también es admirable a su manera.  En esta obra hay un mensaje fuerte y claro, pero hay que estar dispuesto a recibirlo.

 

JOSÉ MAYA “MAYA”
Sala Compañía, 2400h

La organización del Festival de Jerez procura abarcar todos los estilos.  A lo largo de los años las propuestas consideradas “novedosas” han sido relegadas a los espacios secundarios, como la Sala Compañía, mientras que lo más tradicional tenía su lugar en el Villamarta.  Pero la evolución veloz del género viene imponiendo nuevas perspectivas, de modo que anoche, el joven bailaor José Maya, excelente intérprete de la escuela farruquera más clásica, ofreció su espectáculo de flamenco tradicional a la vez que joven en la Compañía.

Con las guitarras de Pino Losada y Antonio Jiménez y el cante de Mara Rey, Rubio de Pruna, y Simón Rubio, dispuso un programa convencional de pequeño formato con bulerías a palo seco o siguiriyas, quizás con un exceso de pies, pero conservando y honrando esta forma racial y enérgico de sentir el flamenco.

El programa nocturno tuvo lugar a la una de la madrugada en la peña la Bulería con el cuadro de la profesora de baile, Ana María López.

 


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