XV BIENAL DE FLAMENCO. Breve inventario de un festival

Resumen: XV BIENAL DE FLAMENCO. Breve inventario de un festival

XV BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

Breve inventario de un festival

 

Texto: Estela Zatania

Cuando escribo estas palabras, hace exactamente 24 horas desde la clausura del Bienal de Flamenco de Sevilla 2008 – un tiempo prudente para contemplar lo visto, oído, disfrutado o soportado, según el caso. 

He asistido a 34 de los espectáculos ofrecidos, más o menos uno diariamente durante poco más de un mes, un amplio surtido de la oferta en cada uno de los escenarios del festival: el Teatro de la Maestranza, Lope de Vega, Teatro Central, Teatro Alameda y el Hotel Triana.  Pese a lo que se repite hasta la saciedad, no es un festival que ofrece un programa para todos los gustos, sino que existe una línea bien definida y limitada.  En gran parte, esto es resultado de la importancia irracional y desmesurada que se da al “estreno”.  Sentada en mi butaca, a punto de ver un espectáculo por el cual he comprado una entrada, muy poco me importa que otros ojos, o miles de pares de ojos y oídos hayan recibido las mismas imágenes y sonidos que estoy a punto de recibir yo.  De hecho, es más bien lo contrario.  Prefiero ver un espectáculo que viene con la garantía de haber triunfado con otros públicos. 

Entonces, la artificial importancia del “estreno absoluto”, que en muchos casos han sido espectáculos reciclados con cambios insignificantes, ha conducido a la creación (y subvención) de espectáculos cada vez más raros o incluso esperpénticos, que a menudo no vuelven a presentarse en ningún sitio.  Y lo que es más triste, los grandes artistas que simplemente quieren cantar, bailar o tocar la guitarra, están obligados a crear montajes rebuscadas y costosos para justificar su presencia en la Bienal, o renunciar a participar en ella.  Por este motivo, hemos visto muy pocos espectáculos de corte convencional, aquel flamenco que hizo que el género llegara a impactar en todo el mundo de tal manera, que incluso es el motivo de que estés aquí ahora leyendo estas palabras.  

Igual que en otros años, ha habido una fuerte sobredosis de obras “arriesgadas”, “experimentales” o “vanguardistas”, cuando la lógica nos dice que no pueden salir cosas novedosas todos los días.  La necesidad de rellenar una parrilla de programación de tanta extensión, conduce a la inclusión de propuestas dudosas, y encima “estrenos absolutos” que no han pasado por la criba de la opinión pública.  Es una fórmula que parece destinada al fracaso.

De hecho, los mejores espectáculos han sido obras ya presentadas en otras ocasiones: “Café de Chinitas” del Ballet Nacional, “Puro” de Farruquito, “Mujeres” de Merche Esmeralda, Belén Maya y Rocío Molina, “Carmen” de Sara Baras o “El final de este estado de cosas Redux” de Israel Galván son algunos de los favoritos que todos citan, y ninguno fue estreno en la Bienal.

Lo más negativo a mi juicio es que el aficionado de a pie, se siente ajeno a lo que está anunciado como el festival de flamenco más importante del mundo.  En este sentido, se podría aprovechar más el Hotel Triana, un lugar diferente a los demás, informal y al aire libre, para ofertas de cante y baile tradicional.

Y ya ha empezado la cuenta atrás para la Bienal de Flamenco 2010….


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