LOS MAYA Y LOS FARRUCOS

Texto y Fotos: Antonio Conde

XII Encuentros flamencos de Granada.

XII ENCUENTROS FLAMENCOS
LOS MAYA Y LOS FARRUCOS

6 de diciembre 2011
Granada. Teatro Isabel la Católica

Sin duda, la elección de juntar dos clanes flamencos como lo son los Maya o y los Farrucos es sinónimo de éxito. Un tándem de familias con un mismo argumento: un baile electrizante, cargado de efectismo y sobrado de facultades.

Todo un éxito este espectáculo sino hubieran abusado del tiempo en escena, algo que acabó por aburrir a más de uno. Tres horas sentados en la butaca con un intermedio de apenas cinco minutos colman a cualquiera, máxime si no está anunciado. Esperábamos ver la unión de ambas familias, pero salvo el principio y el final que brillaron con luz propia en un ejercicio de flamenquería, el resto estuvo determinado por la función de cada compañía de forma individual.

Con cuatro focos marcando los espacios que delimitaban su baile, comenzó Iván Vargas a compás de seguiriya. Su baile es el propio de alguien que ha trabajado en los duros suelos de las cuevas: gran potencia en sus pies y delimitaciones en los marcajes del braceo. Dando el paso a Antonio ‘El Farru’ mostró sus cualidades de la misma forma, aunque algo más comedido que de costumbre, reservándose para su momento en solitario. Juan Andrés Maya puso toda la carne en el asador desde el primer momento y lo dio todo para estar a la altura de las circunstancias. Con ‘el carpeta’ el respetable se vino abajo. Posiblemente fue el reclamo de la noche junto con su hermano. A partir de aquí, el separatismo artístico se estableció. Como si de dos espectáculos diferentes se tratasen, cada familia, junto a sus propios músicos abordó sus personalísimas formas de hacer las cosas.

Con la ventaja de jugar en casa, los Maya comenzaron de la mano de Iván. Recuerdo a Manolete en el comienzo por alegrías, jugando con una silla para sentarse después y hacer trabajar los pies sentado, con una facilidad plausible.  En la soleá el mayor de la saga, sentenció la particular forma de entender el baile, por si alguien no se había enterado.

La fuerza física de Juan Andrés por soleá es envidiable mientras jugaba con los contratiempos y los silencios. Solo enturbiado por los continuos remates y aparentes finales que alargaron la soleá hasta la media hora. Entre tanto, las voces del ‘Galli’ y de Juan Ángel Tirado acompañaron sobresalientemente al baile.

Tras un breve descanso ‘El Farru’ comenzó por soleá y ‘El carpeta’ por alegrías en la que Antonio Rey sobresalió musicalmente.  Un guión familiar heredado de los suyos. La estética efectista de los farrucos es encomiable. Un paso a dos entre los dos miembros, primicia en un escenario, bastó para que temblara el teatro. La proyección que tiene el menor de la saga hace que tengamos farrucos para rato. Es un calco de su hermano mayor, del que lo ha heredado todo y posee una solvencia sobrecogedora a la par que un dominio de los tiempos excepcional.

Ya en la recta final y próximas las tres horas de espectáculo, los continuos cierres por bulerías sobraron, si bien ya sentenciaron durante toda la noche y dijeron todo lo que había que decir.

 


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