Mayte Martín & Belén Maya – Flamenco Biënnale

Texto: Pablo San Nicasio
Fotos: Annemiek Rooymans

Flamenco Clásico. 1 febrero

La dichosa lágrima

Cante: Mayte Martín Guitarra: Juan Ramón Caro Baile: Belén Maya

 

Con el ambientazo característico de esta Bienal, y llevados por una rutina de alegría y olvido de crisis y demás avatares, no es tan fácil, nos topamos con la recta final. Según leemos en el programa, Catalunya es la comunidad escogida este año para hacer lo que se denomina «Focus Catalunya». Y claro, Mayte Martín debía estar en cartel. Siendo ella una artista catalana, pero sobre todo universal. Porque hasta por los Países Bajos (qué mal suena eso) tiene fans.

Los merece. Es normal. ¿Cómo puede ser que una artista cante durante años un repertorio más o menos conocido y siga haciendo saltar en el preciso instante la lágrima al más entrenado? Porque la granaína de arranque o la malaguena tan «trillada» del Sereno entran en la parte menos sensiblera. Nos pilla avisados, fríos. Pero creciéndose por seguiriyas y cabales del Pena la cosa va cambiando. El Garrotín, siendo conocido no es fácil y la soberana antología fandanguera no está al alcance de todos. Vale, sí, Mayte cuida mucho el histrionismo y su medida y pulcritud van parejas con su entrega. Todavía podemos controlarnos. Pero ella sabe.

María Teresa Martín Cadierno es una mujer que no da puntada sin hilo. Y fíjense lo que dicen estos fandangos: «El día que te mueras o te vas a llevar nay mira si eres inocenteque crees que el dinero e va a librar.

Tomen nota algunos

Llega Belén Maya. Mantón y bata de cola, alegrías que pasan del folclore al virtuosismo. Con un silencio brutal con trémolo (Caro estuvo como el apellido, y con gitano y pie, posición inédita en un guitarrista flamenco hasta la fecha) y primera apoteosis.

Mayte Martín se ha tirado una hora cantando sólo cinco cantes. Su cadencia con el cante es tal que, sin cantar ocho letras, estira los tercios a base de fraseo y cuidados. Dura años en el oficio. Sus cantes son eternos. Un universo. Frialdad, que dicen algunos enterados. 

Pero como la que sabe sabe, seguimos por bulerías, que suenan sobre todo a cuplé: María de las Mercedes, Compromiso… ya saben. Todo esto que han leído es migajas ante la soberana guajira del final. Belén y Mayte, Mayte y Belén, con la sonanta de un Juan Ramón que tiene sus falsetas de ida y vuelta bien grabadas en disco. Cumbre de este palo. Esperemos que lo graben en vídeo, porque además de amor y arte hubo…la dichosa lágrima. Yo quería aguantarme pero fue imposible.

A mí ya me da igual que os pidieran la Vidalita o que no saliéseis para un «tris». Lo que me importa es que Mayte de nuevo volvió a sacarme la dichosa lágrima que marca las diferencias. Pues eso.

 


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