Luis el Zambo. Cante Flamenco. Pérfil y crónica

 
PERFIL Y CRÓNICA
Luis el Zambo

Texto: Rubén Gutiérrez

“CARIÑO Y CALOR”

Con estas palabras, el jerezano Luis “El Zambo” quiso
dedicarle el recital que ofreció en el Cine Principal de
la localidad gaditana de Chipiona, a la que fuera prima donna de
la villa, Rocío Jurado.

Cual jabegotes que regresan de faenar, la luz del faro del puerto
de Chipiona nos guiaba hacia el encuentro de la lonja, en forma
de cine, donde Luis Fernández Soto, “El Zambo”,
acompañado por el jovencísimo Isaac Moreno, estaba
dispuesto a subastar el pescado que durante tantos años ha
vendido.

No
podía ser de otra manera, con elegante traje de color azul
marino, el jerezano se subió a las tablas del vetusto Cine
Principal para dirigirse a la afición allí congregada,
que no llenó el inmenso aforo del espacio, y de su boca salieron
los primeros versos, no en forma de cante, sino con una grata y
dolorosa dedicatoria hacia la que días antes había
fallecido y que llevó el nombre de la localidad de Chipiona
por toda la geografía mundial, no solo en forma de canción
española, sino también como cantaora jonda, pues Roció
Jurado, entre otras cosas fue una gran cantora.

El público supo agradecer tal ofrecimiento y se dispuso
a escuchar atentamente a El Zambo, ya en forma de cante, porque
comenzó el recital con una soleá por bulería,
o como dicen en las tierras jerezanas, “bulería pa’
escuchá”. Este canté nos advirtió de
donde procede Luis, del mismísimo barrio de Santiago de Jerez
DF, y decimos bien DF, porque esta ciudad que recientemente ha superado
la cifra de 200.000 habitantes, no solo puede presumir de vinos
y caballos, sino también de haber sido uno de los Distritos
Flamencos con más solera de la historia de este arte. Y es
que a Luis le sobran genes flamencos ya que está emparentado
con las gloriosas familias cantaoras de Los Sordera, Parrilla o
Terremoto, una larga lista de grandes cantaores que comienza con
el Tio Juanichi el Manijero o el Tio Borrico, todo ello aderezado
con los sones jerezanos de El Gloria, El Serna o la mismísima
Paquera. Los primeros oles no se hicieron de esperar.

Continuó el recital con los cantes de levante, en este
caso mineras en las letras que cantaba Camarón de la Isla,
¿qué quieren que digamos de él que ya no se
haya dicho?, pero es que un marino que se precie, en este caso El
Zambo era pescaero hasta hace poco mas de una década, debe
entender el intrincado mundo de los vientos, y llevado al terreno
flamenco, igual debe uno beber del poniente que del levante. Luis
ha cambiado su pescadería por el cante profesional, corren
malos tiempos para las labores piscícolas, y el flamenco
se ha globalizado de tal manera que le suponen unos mayores ingresos
que su anterior actividad. Pero no ha ingresado en la nómina
de cantaores profesionales por la puerta de atrás, sino todo
lo contrario, como cantaor por derecho propio, lo cual se pone de
manifiesto en el repertorio que ofrece en sus actuaciones, no conformándose
con los estilos propios de la localidad que le vió nacer,
sino estudiando y asimilando otros cantes de la geografia flamenca
como ocurrió en este caso, que casi rozó la perfección,
porque para él hubiera sido más sencillo cantar el
taranto de su paisano Manuel Torre, del cual discrepamos que sea
un taranto, y se ha esforzado en interpretar el cante tal y como
es.

Con el cariño y el calor que el respetable a su vez le
otorgaba, continuó Luis con otro cante jerezano, en este
caso una soleá de bella factura, donde su escudero, Isaac
Moreno, seguía demostrando que pese a su juventud y falta
de experiencia, se está convirtiendo en un gran tocaor. Hijo
del también jerezano tocoaor Fernando Moreno, Isaac no sólo
ha aprendido de su padre, lo cual se hace patente en el modo de
coger la bajañi, ligeramente inclinada hacia arriba, a la
vieja usanza, sino que este joven de 21 años también
está terminando el Grado Medio de guitarra en el Conservatorio
Profesional Joaquín Villatoro, y espera con ilusión
embarcase en la aventura de continuar sus estudios en el Grado Superior
de Guitarra Flamenca del Conservatorio de Córdoba, lo cual
de por sí denota el interés y la profesionalidad hacia
la guitarra, imprimiendo muchas horas de estudio. En todo momento
estuvo correcto y preciso en sus ejecuciones, sin alardes técnicos,
sabiendo escuchar a su compañero, y los mas importante, sabiendo
acompañar respetando el ya de por sí difícil
cante de El Zambo.

Estudiando y asimilando otros
cantes, no conformándose con los estilos propios de la localidad
que le vió nacer

Llegaría otro momento emotivo, entre el público se
encontraba el cantor José de la Tomasa, que nos consta posee
un casita en esta bella localidad marinera, y Luis, agradecido por
la presencia de su “primo pa verme cantar” le dedicó
una exquisita malagueña, que una vez más puso de manifiesto
el saber hacer que anteriormente hemos comentado, y la profesionalidad
del cantaor. Con ecos de Don Antonio Chacón, otro insigne
cantaor que a diferencia de Luis naciera en el barrio de San Miguel,
pero a fin de cuentas jerezano, supiera engrandecer, popularizar
y extender estos cantes mediterráneos.

El público se encontraba ya entregado, pero todavía
quedaban emociones por florecer. Llegó la siguiriya, donde
toda la raza jerezana brotó nuevamente. Una letanía
en la que seguramente Luis se acordaba de la chipionera recientemente
desaparecida. Otra estremecedora ejecución, nuevamente la
sonanta de Isaac Moreno estuvo a la altura de las circunstancias,
y en especial a la hora de ejecutar las falsetas del emblemático
Javier Molina, maestro de maestros, aladid de la escuela jerezana,
del que por estos días se cumplen cincuenta años de
su fallecimiento, y donde otra vez más se pone de manifiesto
la desidia de nuestras administraciones públicas hacia el
flamenco. Si no llega a ser por el periodista y flamencólogo
jerezano José María Castaño Hervás,
esta emblemática efeméride hubiera pasado desapercibida,
pero nos consta que se está trabajando para celebrar un homenaje
a la figura de este excelso tocaor, padre de la denominada escuela
de guitarra de Jerez que han secundado Manuel Morao, Tio Parrilla
o Paco Cepero entre otros. Otro acierto más para la Agencia
Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, que igual que ocurriera
en recientes fechas con el homenaje celebrado en el Gran Teatro
Falla de Cádiz con motivo del centenario del fallecimiento
de Enrique “El Mellizo”, brilló por su ausencia
en las labores de organización, producción, o sencillamente
colaboración. Entendemos la ardua labor del burócrata
que prefiere esas pantagruélicas comidas, viajes en primera
clase hacia Mont de Marsan, Londres o Nueva York, que acordarse
de los humildes hidalgos que han hecho del flamenco un arte globalizado
que necesite desarrollarse.

“Gloria Bendita” nos estaban ofreciendo los artistas,
lógico que se titule así el trabajo discográfico
que posee El Zambo en solitario, y es que pese a la incomodidad
del Cine Principal, que soporta en sus cimientos una estructura
de la época del régimen franquista, no fue obstáculo
para que saltaran las emociones a flor de piel cuando Luis continuara
cantando por fandangos, una serie de los mismos de distinta factura,
bien personales o alosneros. No obstante, Manuel González,
técnico del Área de Cultura del Excmo. Ayuntamiento
de Chipiona, nos confirmó que el espacio escénico
habia sido adquirido por la corporación municipal, y que
durante estos días se había firmado un convenio marco
con la Junta de Andalucía para el derribo del mismo, y de
este modo dotar a Chipiona de un teatro-auditorio de la que es merecedora,
para poder continuar esparciendo arte, como así lo atestigua
el recital con que cerraba el ciclo del que éramos testigos,
aunque lamentamos no haber estado en los anteriores, en los que
Ayuntamiento, junto con la Fundación Provincial de Cultura
de la Diputación de Cádiz, había acercado hasta
tierras chipioneras a otros dos grandes cantaores de la provincia
cuales son Juan Silva, y el chiclanero Antonio Reyes, del que esperamos
ansiosos su próximo debut discográfico.

Sólo faltaba rematar la faena. Se suben a la escena su
cuadrilla de palmeros, lo que significaba que debíamos prepararnos
para una sobredosis de compás. Efectivamente, Jerez puro
y duro, del bueno, haciéndonos un guiño a otro grande
de las gitanerías de Santiago, Luis de la Pica. Ahora intervino
el público. Nos tocó aplaudir a rabiar cuando terminó
el lance, porque todo el pesaco estaba vendío.

Luis El Zambo
'Gloria bendita'

 

Más información:

Entrevista
con Luis el Zambo

Reseña
de disco: Gloria Bendita

Biografía
de Luis el Zambo

 



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