Jerónimo & José Ramón Jiménez 'Donde da la vuelta el aire' La Fortuna

Resumen: Jerónimo & José Ramón Jiménez 'Donde da la vuelta el aire' La Fortuna

Jerónimo & José Ramón Jiménez
“Donde da la vuelta el aire”

XV Jornadas Flamencas de La Fortuna
Leganés – Madrid


Texto: Pablo San Nicasio
Fotos: Rafael Manjavacas

Se clausuró la semana flamenca de Leganés con el toque de Jerónimo y el baile de “El Güito”. Pareja de madrileños ilustres de diferentes generaciones, pero con un sabor y una posición más que asentada en sus respectivos escalafones. El casi lleno del polideportivo era todo un síntoma de que había solera en las tablas.

Abrió Jerónimo Maya con su “primo” y compadre de fatigas José Ramón Jiménez. Pianista forjado, como Jerónimo, en la mítica escuela de “Caño Roto”. Barrio no muy lejano del no menos mítico de “La Fortuna”, escenario de este ciclo jondo.

El dúo ofreció sobre todo un flamenco libre. De compás y de armonía. Los tres primeros números basados en el toque sin medida rítmica, muy adecuado para ambos instrumentistas y algo duro para la concurrencia. El piano de José Ramón tuvo contundencia tocando por Levante y la virtud de ser un buen acompañamiento cuando se codeó con Jerónimo.

Guitarrista  que ofreció una estupenda rondeña, con una primera parte sensacional por lo novedoso de la armonía y una segunda que volvió a sus orígenes familiares recordando al patriarca Ramón Montoya.

Siguió con una pieza dedicada a su hermano Leo. Toque con momentos por granaína, por bulería y por taranta, de una originalidad pasmosa.

Jerónimo deslumbró al Mundo por su virtuosismo precoz, hace dos décadas. Hoy sigue siendo un tremendo solista, más pirotécnico si cabe en la mano derecha. Pero ahora su fuerte está en la izquierda. De grandes resultados en las búsquedas, los conceptos aperturistas de este tocaor son siempre una buena noticia.

Cerró la collera por rumbas dejando la sensación de que Jerónimo ha superado de sobra el vicio de quedarse sólo en los dedos. Peligro que muchos se temían cuando se “comía” el Mundo siendo un niño.

La segunda parte la protagonizó un “Güito” que paladea su segunda juventud. Golpeada recientemente, hay que recordarlo, por la desaparición de su querido Mario Maya. Eduardo salió a batirse el cobre ofreciendo sus tres especialidades: la farruca, la soleá (qué lentitud, Dios mío) y las bulerías.

Con el acompañamiento de Basilio García y Juan Serrano a la guitarra y el cante gitano de José Jiménez y Antonio “El Porras”, el madrileño mostró unas estimables facultades físicas para su edad, superadas por una expresión a prueba de bombas. El que tuvo retuvo.

No se amilanó cuando se bregó por bulerías al final con Miguel Téllez, bailaor habitual en la capital de España, que esta noche acompañó a las palmas.

Fin de fiesta interesante para una semana que ya ha cogido el suficiente abolengo, van quince ediciones, como para situarse entre lo más destacado del calendario nacional.

 

 


Salir de la versión móvil