Festival Flamenco pa'tos 2012

Texto: Isaac Rodriguez
Fotos & video: Rafael Manjavacas Lara

Arcángel, Valderrama, Rocío Márquez, Marco Flores
26, 27 septiembre 2012. Colegio de Médicos. Madrid

 

Después de dos años ‘sabáticos’ por falta de parné, regresa este festival de tan buenos recuerdos. En su emplazamiento habitual, el Colegio de Médicos, hemos vuelto a disfrutar del auténtico flamenco en todas sus facetas; y como siempre, al compás de la batuta del gran Juan Luis Cano. Con la meritoria y loable labor de recaudar fondos para la Fundación Gomaespuma, se concentran en este recoleto auditorio un buen puñado de artistas de lo jondo y un batallón de militantes de las dos causas, la flamenca y la benéfica.


El miércoles 24 abrió plaza Juan Valderrama, quien una vez más hizo todo lo que pudo por agradar y por recrearse en los melismas de su estirpe. Dicharachero y burlón “(también los críticos, como los médicos, hacen autopsias”), salió besándose la medalla y se atrevió, de entrada, con la debla-seguiriya. En seguida pasó a los que él llama, no sé muy bien por qué, los cantes coloniales, o sea, dulces, o sea, de ida y vuelta, o sea, la milonga y la farruca. Después, la malagueña, con el fandango de Frasquito Yerbabuena, la mariana rematada en tangos, una retahíla de fandangos a su modo y un broche resultón: “el emigrante”, ese tema que popularizó su ilustre padre y que hoy, por gracia y por desgracia, sigue vigente.

Inmediatamente comenzó el concierto de Rocío Márquez, la de la voz de cristal, como dijo alguien del público. Su perfecta afinación y su voz tan dulce, y tan flamenca a un tiempo, se hizo notar desde el comienzo, con un tema original en el que mezcla fandango y jota por los sones de Huelva. Malagueña, tanguillos con guajira, seguiriyas al golpe, cantiñas y fandangos conformaron el resto del repertorio. Como todo lo hizo con entrega y con gusto, gustó mucho la cantaora y se llevó en el fajín la calurosa ovación del respetable.

Tras el descanso, apareció el cantaor que, probablemente, congregó a la mayor parte de los aficionados que acudieron a la cita: Arcángel. Este onubense de pro siempre está ahí para dar el callo, y para dar de sí todo lo que lleva dentro: una mina de cante y de desprendimiento. Las bulerías por soleá, los tangos, la seguiriya, las alegrías y los fandangos de su tierra son en la voz de Arcángel una fragancia ancha y voluptuosa, a lo que contribuye, sin duda, la guitarra magistral de Miguel Ángel Cortés y el compás templado de todo su grupo.

 

Para rematar esta gran noche nos quedaba el baile, ese que ejecuta con gracia y maestría Marco Flores. Un joven bailaor que, poco a poco pero con pies de plomo –o de pluma–, se va adueñando de un lugar privilegiado en este estrecho mundo de la danza. Sólo dos temas, rondeña y alegrías, fueron suficientes para certificar su desparpajo en todas las facetas del baile: el tacón, las manos, la cintura y la alegría en el semblante, pongo por caso. El público en pie, y jaleando, agradeció su bien hacer y sus verdades.

Para la segunda noche, la del día siguiente, al ínclito Juan Verdú se le antojó programar a tres artistas de muy distinta factura: Amós Lora, un chaval de doce años que toca la guitarra muy requetebién, y que destacó en una versión, tan espontánea como valiente, del “Zyryab” de Paco de Lucía; la cantaora y pianista María Toledo, quien, a pesar de su gestualidad excesiva, tiene gusto cantando, tocando y componiendo, y que va espigando en su discurso flamenco frases que son homenaje a sus muchos maestros: Lole, Morente, Carlos Cano,… ; y la bailaora María Juncal, que hace honor a su apellido por el garbo que derrama en sus paseos, por la sal que siembra y porque se vuelve mimbre en la soleá y en las alegrías.

En fin, dos noches de flamenco cabal que suponemos umbral para otra larga tira de años del Festival Flamenco pa´tos. Por los niños, va por los niños de nuestra Fundación.


Rocío Márquez

 

Marco Flores

 

Arcangel

 

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