FESTIVAL DE NIMES 2008. Pepe Linares, con Miguel Poveda, Curro Fernández, María Peña, Diego Carrasco, José de la Negreta…

FESTIVAL DE NIMES 2008
Pepe para siempre

FESTIVAL DE NIMES 2008
Pepe para siempre
Jueves, 24 de enero, 2008. 2000h.
Odeón. Nimes (Francia)


Texto: Estela Zatania.

fotos: © Jean-Louis Duzert

…Y QUE CUMPLA MUCHOS MÁS

Cante: Miguel Poveda, Curro Fernández, María Peña, Pepa Vargas, Diego Carrasco. Guitarra: Antonio Moya, Antonio Soto, Grégoire Ibor-Sánchez. Baile: José Galván. Otros invitados: Paco Santiago, José de la Negreta, Cathia Poza, Kiko, Manolo Cortés, José el Boleco, Nene Cortés, Manuel Gutiérrez, Juan Manuel Cortés, Henry Le Ny, Christine Alazard, Eddie Pons.

“Una fiesta llena de sorpresas y emociones” pregonaba el programa, y la cosa no defraudó.  Algunos momentos resultaron flojos para una que ne parle pas el francés o no conoce la trayectoria de determinados artistas locales, pero también había grandes emociones, había arte y espontaneidad y por encima de todo, una hermosa manifestación del cariño incondicional que tanto el elenco como la mayor parte del público siente por Pepe Linares que con este espectáculo irrepetible ha celebrado los cuarenta años que lleva en su país de adopción.

Natural de Linares, Pepe llegó a Francia, como tantos españoles de la época, a buscarse la vida, y como tantos otros, se afincó de manera permanente.  Pero nunca se olvidó de las raíces ni de su querido flamenco.  A tal extremo, que llegó a concebir y promover lo que hoy en día es el Festival de Nimes, uno de los más prestigiosos del género fuera de España. 

El hermoso Teatro de Nimes se llenó hasta la bandera para rendir homenaje al hijo adoptivo predilecto, cantaor aficionado, que recibió la Medalla al Mérito de la ciudad antes de realizar un mini recital de cante para el deleite de sus seguidores.  Por motivos de salud el maestro Fosforito no ha podido acudir a la cita como en un principio se planeó, pero su tocaor habitual, el malagueño Antonio Soto, cubrió el cupo dignamente con dos solos de guitarra, taranta y alegrías en La, muy interesantes éstas.

Una de las grandes figuras del espectáculo fue Miguel Poveda.  La noche del viernes el catalán ofrece un recital al completo con su guitarrista Chicuelo, pero Miguel no quiso perder la oportunidad de brindar un par de cantes a su querido amigo Pepe Linares “que ha hecho tanto por dignificar el flamenco” como comentaba.  Granaína rematada con rondeña, y una larga bulería, en su mayor parte a palo seco, nos dejó con mucha miel en la boca colectiva.

El mejor aniversario que pudo haber soñado jamás un flamenco expatriado

La segunda parte es abierta por el jerezano universal Diego Carrasco, conocido y querido en “Nimes de la Frontera” como dice él, porque cada año acude al festival, y hace dos, recibió la Medalla de la ciudad.  Sus labores…a saber; compás, ‘ange’, gracia, cantecitos y más compás.  Dos bailaores franceses defienden hábilmente el honor galo, a la vez que dan fe de la influencia farruquera sarabarasera en el baile flamenco actual. 

El resto del espectáculo de tres horas corre al cargo de un cuadro insólito: Curro Fernández y su esposa Pepa Vargas, Antonio Moya con la suya, María Peña, Antonio Soto y al baile, José Galván, padre de Israel y Pastora.  Empezando por el final, el veterano José Galván fue, a lo largo de la noche, merecedor de la única ovación en pie del numeroso público.  Su baile sobrio y señorial que recuerda a tiempos quizás más flamencos, captó la imaginación y atención absoluta de un público relativamente joven, acostumbrado a otro tipo de baile.  Y mientras baila, buscas y rebuscas señales de la esencia que pudo infundir el padre en aquel hijo, genio profesional, Israel de nombre.  Aparte de un cierre que termina con la pierna colgando en el aire (marchamo inconfundible del hijo), sólo ves pureza y respeto….que a su vez dice volúmenes sobre la formación de Israel.

La marcha se acelera con el cante festero de Pepa Vargas y María Peña, ¡Lebrija y Utrera presentes!, y reaparece Diego Carrasco con su bailecito sembraíto para escoltar a la agitada multitud hacia la salida, quedando así zanjado el mejor aniversario que pudo haber soñado jamás un flamenco expatriado.  Felicidades, Pepe…

Otras reseñas:

 

 

 


Salir de la versión móvil