Festival de Jerez 2013 – “Las Cinco Estaciones” / “Una Experiencia Plástica del Flamenco”

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

Viernes, 22 de febrero, 2013. Jerez de la Frontera

 

Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información

DA COMIENZO LA FIESTA JEREZANA POR EXCELENCIA

Empecemos por las cifras: 50 espectáculos, 6 estrenos absolutos, 44 cursos y talleres en 16 días y visitantes de 38 países.  El Festival de Jerez, que acaba de inaugurar su décimo séptima edición, es el certamen de baile flamenco y danza española más consolidado del mundo.  No deja de ser una curiosidad que Jerez, famoso por el cante y la guitarra, haya optado por un festival precisamente de baile, pero la cosa funciona, incluso en medio de una huelga de aerolíneas, graves problemas económicos y un tiempo meteorológico que esta vez no acompaña.

Este año la organización del certamen ha incorporado un sistema de difusión a través de los sistemas Iphone y Android, una novedad interesante para los muchos extranjeros que llegan a la ciudad en estas fechas.  A nivel popular, también estamos viendo el renacimiento de los tabancos, antiguos bares (o nuevos decorados a la antigua) que animan al ambiente flamenco o incluso programan humildes actuaciones de artistas locales pero no necesariamente amateur.  Si en otros años la presentación de actuaciones musicales espontaneas o programadas sin los debidos permisos municipales fue una invitación a la intervención policial, ahora los tabancos no sólo se toleran, sino que proporcionan cierto desahogo para muchos artistas en paro, a la vez que animan las calles y ayudan a hacer realidad el mito de que en Jerez “to’l mundo canta flamenco”.

LAS CINCO ESTACIONES
Teatro Villamarta, 2100h.

Baile: Blanca del Rey, Marco Flores, Olga Pericet, Laura Rozalén, Mercedes Ruiz. Cante: Londro, Miguel Lavi, Miguel Ortega. Guitarra: Paco Serrano, Santiago Lara, Antonia Jiménez. Violonchelo: Débora de la Fuente. Percusión: Rafael García Fontaiña. Soprano: Inmaculada Salmoral. Libreto, iluminación y dirección de escena: Francisco López.

La gala inaugural del Festival de Jerez se trataba de una producción propia bajo la dirección de Francisco López, anterior director del certamen.  El concepto de “Cinco Estaciones”, no en el sentido Vivaldi, que además son cuatro, sino como paradas imaginarias en el viaje que todos realizamos por la vida: “recuerdos, ciudades, ilusiones, deseos que descarrilan, salas de espera para el último viaje” como explica el mismo director.  Es un concepto suficientemente amplio como para aplicarse a cualquier empeño artístico sin entorpecer en este caso el disfrute del buen cante, baile y guitarra presentados.

Los cinco bailaores encargados con esta misión son Blanca del Rey, Marco Flores, Olga Pericet, Laura Rozalén y Mercedes Ruiz, no como cuerpo de baile, sino solistas.  El triunfador de la noche, a juzgar por los aplausos y por el criterio de la que escribe, ha sido Marco Flores.  Con diferencia.  Su aplastante elegancia, su sensibilidad artística basada en conocimientos, su imaginación y su capacidad para unirlo todo en un cuerpo estilizado dan lugar a una forma de bailar muy flamenca, a la vez que contemporánea sin depender de recursos rebuscados.  También es notable su paso a dos de caña con la magnífica Olga Pericet, donde logran una nueva perspectiva del baile flamenco de pareja que desde Pilar López y Alejandro Vega, hace sesenta años, no se había renovado de manera significativa.

Una guajira de Laura Rozalén a la voz grabada de Pepe Marchena, y una zambra caracolera pretenden homenajear a los antiguos, pero quedan simplemente…antiguas.  La gran veterana Blanca del Rey, que nuevamente sale de su anunciado retiro, vuelve a deleitar con su soleá del mantón.  La señora se pasea a gusto por el escenario con el orgullo y garbo de la monarca flamenca que es; cada gesto, cada respiro refleja años de vivencias.  Igual que los demás bailaores después de sendas intervenciones, se permite un saludo largo y expansivo, algo inusitado en una obra de esta naturaleza.

Mercedes Ruiz con Santiago Lara a la guitarra, defiende a Jerez con una siguiriya que pudo haber durado la mitad e impactado el doble, y en la cual la bailaora hace gala de su dominio de los palillos (castañuelas).  Olga Pericet se encarga del compás abandolao con bata de cola, palillos y toca tradicional de los montes de Málaga para el comienzo, reflejando la evolución de lo folklórico a lo flamenco que están experimentando estas formas. 

El solo de guitarra de Paco Serrano es una siguiriya tocada “por arriba”, admirable aunque no sepa a serrana, y a continuación Marco Flores interpreta peteneras donde es notable la creatividad de la guitarrista Antonia Jiménez.  Una larga escena titulada “La última estación”, única pieza no basada en el flamenco sino en el cuarteto no. 14 de F. Schubert, y en la cual Blanca del Rey baila con Mercedes Ruiz, “La joven y la muerte”, con el apoyo de una voz de soprano, resta coherencia y es un bajón inesperado después de la flamencura de las escenas anteriores.

Del estupendo trío cantaor se destaca Miguel Lavi, un joven jerezano que por motivos desconocidos recibe poca atención en su tierra natal.  Miguel Ortega vuelve a impresionar con sus conocimientos y poderío.  

Santiago Lara interpretó un solo de guitarra por bulerías “En-Balao”, un guiño a su maestro jerezano, José Luis Balao, y el fin de fiesta fue un surtido de alegrías y  cantiñas – no vayan a decir que Jerez sólo sabe de bulerías.

 

COMPAÑÍA REHONDO: ARTE Y COSTUMBRE
Una experiencia plástica del flamenco

Sala Paúl, 2400h

Al pincel: Gonzalo Conradi. Cante: Andrés de Jerez. Guitarra: Carlos Grilo. Idea original: Miguel González Márquez.

 

A la medianoche en la Sala Paúl, el escenario que recibe las actuaciones más arriesgadas, vanguardistas o simplemente diferentes, asistimos a un experimento de la Compañía Rehondo: Arte y Costumbre.  Diferente sí que era.   Agregado al programa tan a última hora que no figura siquiera en el catálogo, logró funcionar a dos niveles.  A la vez que hemos podido disfrutar del cante rancio y agujetero de Andrés de Jerez, observamos al pintor Gonzalo Conradi crear imágenes, principalmente abstractas, de caballos, mujeres, alguna palabra como “ojana” o “sentencia”, sobre lienzos de unos dos por tres metros.  Es un experimento francamente entretenido, aunque resta importancia al cante sin aportar la “tercera dimensión” que se pretendía según declaraciones del artista.  Deliciosamente sorprendente fue el acompañamiento de guitarra de Carlos Grilo, conocido a la mayoría de los aficionados como palmero.

Como en otros años, la noche no terminó con la última actuación del programa principal.  El ciclo “De Peña en Peña” esta noche ofreció en la Peña Fernando Terremoto y el tablao Bereber, actuaciones de los mejores artistas locales.

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Cia Rehondo

 

 

 

 

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