Bernarda de Utrera y su gente. Teatro Central de Sevilla. Flamenco.

 

BERNARDA Y SU GENTE

Teatro Central, Sevilla. Martes
17 de febrero, 2004, 21.00h

Cante: Bernarda de Utrera, Inés de Utrera, Miguel
el Funi, Mari Peña. Baile: Carmen Ledesma. Guitarras:
Antonio Moya, Antonio Carrasco. Coros y palmas: José
Vargas, Luis Suárez.

Nadie tiene por qué preguntarse por los apellidos…Jiménez
Peña, la de Utrera, hermana de la Fernanda y cantaora de
sello inconfundible y utrerano. “Su gente”, la de su
familia y pueblo, la de Lebrija, la que siempre ha compartido sus
vivencias artísticas y personales desde antes incluso de
que las dos jóvenes hermanas se dieran a conocer en la histórica
película “Duende y Misterio del Flamenco” hace
medio siglo.

Si
el flamenco está gozando de un boom mundial que crece exponencialmente
y no da señales de amainar, hace tiempo que no tenemos noticias
de esta tierra cantaora por excelencia. ¿Porqué parece
que el mundo se hace grande mientras que Utrera canta y respira
y se desenvuelve en reuniones y fiestas familiares donde el cante
no es un producto, sino un complemento fundamental de la vida? ¿Porqué
soñamos con que cualquier diíta menos pensao nuestra
Fernanda vuelva a cantar?

Estas preguntas quedaban suspendidas en el aire la noche del 17
de febrero cuando doña Bernarda y séquito aparecieron
en escena sin alardes de artisteo ni vestuario de marca, con toda
la naturalidad de unos amigos y familiares reunidos para pasarlo
bien. Las intenciones son admirables, duda no cabe. Hoy en día
nos sobran y nos hartan las grandes obras multimillonariamente subvencionadas,
las ruedas de prensa y los productores. «Ojo con lo que desees,
porque puede que se te conceda» instruye el lugar común.
Durante años los aficionados lamentamos y condenamos la falta
de reconocimiento mundial, de apoyo económico y de un lugar
digno dentro de las músicas del mundo. Hoy en día
la universalidad del flamenco se está haciendo realidad,
pero los más legítimos representantes del arte que
impulsó esta revolución, los ‘guardianes’
si se permite tan poética y poco original comparación,
están donde siempre han estado, a la cola del sistema.

Pero los artistas deben asumir su parte de la culpa. El escenario
del sevillano Teatro Central no es un bautizo gitano en Utrera,
por mucho que se empeñen los protagonistas en comunicar esa
experiencia que tan bien conocen y quieren, y nos duele profundamente
citar cierta apariencia desorganizada, por un lado simpática
y sincera, por otra, teatralmente desastrosa, y una actitud vivalavirgen
que no tenía cabida en este determinado lugar. La verdadera
fiesta habrá tomado forma después de la actuación,
no lo sabemos, pero lo acontecido en escenario carecía de
forma e inspiración.

Miguel el Funi,
Carmen Ledesma

La adoración utrerana por el
cuplé por fiesta

Bernarda empezó por soleá que siempre afirma no saber
cantar, dejando ese lugar de honor para su hermana, pero conmoviendo
con su presencia y empaque. A continuación la voz clara y
sensible, pero con rajo y sabor, de la joven Mari Peña para
tientos con tangos incluyendo los del Titi de Triana al estilo de
Perrate. Con hermosos contrastes, sin efectismo, bajos y agudos
cortantes, convirtió un cante que algunos consideran ‘menor’
en cante grande, como es costumbre en las voces utreranas.

Inés de Utrera con sus canciones por bulería con
voz seductora y personalísima hizo gala de la adoración
utrerana por el cuplé por fiesta. Compás y personalidad
que provocaron los oles más sentidos del público.
El lebrijano Miguel Funi anuncia “voy a cantar un poco por
siguiriya pa’ que vayamos cambiando un poco la cosa”.
Pero una siguiriya desganada no se salva tan fácilmente,
y no dio con el ‘tronco de faraón’ a pesar del
hermoso “Dices que duermes sola” y de dos espléndidas
guitarras, la de Antonio Moya y Antonio Carrasco. Por bulería
Funi se acomoda mucho mejor y no necesita de más nada para
demostrar quién es. Sublime elegancia en su baile minimalista
y delicioso, pero la cosa no se cuajó.

La
bailaora Carmen Ledesma con los cantes de Pinini en voz de Mari
Peña, ofreció su baile exquisito, comedido y pellizcado,
pero la desgana generalizada le había contagiado y empezamos
a asimilar la decepción. Vuelve Bernarda con fandango por
soleá tan cultivado en Utrera. Rechazo absoluto de melindre
fandanguero gracias al compás de la tierra y la sensibilidad
de la cantaora. Sin saludar ni respirar casi, pide el son de fiesta
y entrega una levantica por bulería, bulerías cortas
y canción, sus emblemáticas ‘María de
las Mercedes’ y ‘Callarse por un momento’. Todo
esto conduce a un breve fin de fiesta para cumplir y mira, no nos
quejamos porque hemos visto a unos grandes artistas, pero el día
de Utrera será otro.

 

Ines de Utrera – Bernarda

Texto y fotos: Estela Zatania

 

 

 



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