Ballet Flamenco Daniel Navarro – 'Cálida Hondura'

Resumen: Ballet Flamenco Daniel Navarro – 'Cálida Hondura'

Ballet Flamenco Daniel Navarro
“CÁLIDA HONDURA”
Teatro de la Latina. Julio 2009
Del 15 al 26 de julio Miércoles, jueves y viernes, 21.00 h.;
sábado 20 h. y 22.30 h.; domingo 19.00 h.


“LA POESÍA TAMBIÉN SE BAILA

Texto: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos y video: Rafael Manjavacas

Coreografía: Daniel Navarro y Javier Latorre; Música original: Juan Requena; Elenco Artístico, baile: Daniel Navarro, Lorena Franco, Mara Martínez, Mercedes de Córdoba, Pedro Córdoba y Pol Vaquero. Cante: José Ángel Carmóna, Antonio Campos y Guadiana. Toque: Juan Requena, Percusión: Lolo Pajaro; Violín: Bernardo Parrilla.

Veníamos de Córdoba con la buena impresión general de su Festival de Guitarra y algunas referencias y alusiones de los aficionados a un joven bailaor de la ciudad de la Mezquita. “No perdáis de vista a Daniel Navarro, de lo mejor que ha salido por aquí en mucho tiempo”.

No hacía falta más para ir a verle. Sobre todo sabiendo cómo somos los seres humanos, no excesivamente protectores de nuestros paisanos. Daniel lleva algún tiempo dando que hablar, tiene algunos de los premios más importantes del Flamenco y encima con menos de treinta años, ya es profeta en su tierra. Que dure.

Está en el Teatro de la Latina, en Madrid. Él y sus cinco bailaores, paisanos, colegas. Más dos cantaores, guitarrista, violín y percusión. Bueno, algunos se intuyen más que se ven.

Cálida Hondura” es su propuesta estival. Un flamenco de juventud arrolladora, con tres hombres y tres mujeres de las nuevas generaciones dando forma corporal y flamenca a once textos de otros tantos escritores españoles. Once poetas que han homenajeado al flamenco en alguna manera y modo, y cuyas letras recrean en once cortas coreografías Daniel y sus muchachos.

Flamenco en medio de una sobriedad escénica a prueba de caprichos desnortados, excentricidades fuera de lugar o falta de imaginación pedante. Escena literaria con pocas concesiones al aplauso fácil. En sí mismo, quizá lo más relevante del espectáculo sea su valentía por la falta de envoltorio.

No hacen falta más de setenta minutos para recorrer once estilos flamencos con facultades, continuidad y compromiso bailaor, ortodoxia y claridad de roles. Aquí los machos bailan “en macho” y las mujeres “en mujer”, si es que se puede hablar así. Tenían razón los cordobeses “de pura cepa” que valoraban esa facultad en Daniel (y en su gente) en tiempos de generalizada ambigüedad de movimientos.

Espectáculo que no deja lugar al descanso, de continuidad solo quebrada por los cortes del audio. Violín, guitarra y percusión no aparecen físicamente y da la sensación de “play back” en las transiciones de un número a otro, como si alguien apagara la radio al otro lado. Es la única pega a un buen conjunto acompañante, encabezado por la guitarra compositora de Juan Requena, el eléctrico violín de Bernardo Parrilla, la percusión de Lolo Pájaro y el cante de José Ángel Carmona, Antonio Campos y la invitación para el evento de Guadiana. Eso último, se avisa, y seguro que va más gente…
Con la ayuda de la voz en off, recurso muy medido; y el hilo conductor de la imagen para delimitar cada estampa y autor, la conexión del público con el espectáculo es continua. En todo también tiene mucho que ver Javier Latorre, co-autor de la idea junto a Navarro.

El montaje, basado en los dúos e idilios tradicionales hombre-mujer, llega a sus más altas cotas en los tangos alusivos a Pío Baroja, los jaleos que se marca un tremendo Pedro Córdoba y las bulerías del final. La “familia” de Daniel (Lorena Franco, Mara Martínez, Mercedes de Córdoba, Pol Vaquero y el citado Pedro Córdoba) solemniza música de Vicente Amigo para poner de nuevo en su sitio al agorero que pinte nublado el futuro del baile.

Apuesta por el flamenco, la sobriedad, la hondura temática y las facultades bailaoras.

Es mucho pedir, aquí se da y así debiera ser siempre. No nos olvidemos.

 

 


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