Arcángel. 'Olor a Tierra' Teatro Villamarta de Jerez

?Pepe y Dei?

EL CAMINO DE LO JONDO PASA POR HUELVA

Arcángel “Olor a Tierra”
Viernes, 4 de noviembre, 2011. 2030h.
Teatro Villamarta, Jerez de la Frontera


Vas a muchos recitales y espectáculos y aprendes a leer los públicos; igual que las personas, cada uno tiene su personalidad.  Siempre hay aplausos, pero los hay de cortesía o de euforia, normales o rítmicos, cortos o largos…  La gente se pone en pie, todos, algunos o ninguno, después del final o al acabar números puntuales…

Anoche en el venerable teatro Villamarta de Jerez, no tengo las cifras pero diría que el aforo no llegó ni al 30% para un joven cantaor que es máxima figura del panorama actual del flamenco.  No obstante, Francisco José Arcángel Ramos, “Arcángel”, no puede quejarse excesivamente porque el público le pertenecía.  Sin ser amigos ni familiares… porque eso se nota… había un respeto descomunal, jaleo de lo más educado a la vez que inteligente y sincero en momentos oportunos, y aplausos rítmicos en al menos tres ocasiones sin que fuera el final del recital.

Arcángel vino a Jerez dentro de la serie “Flamenco Viene del Sur” con el habitual temor que se tiene a esta plaza, donde el aficionado al flamenco, con pocas excepciones, sólo tiene interés en los artistas locales.  Y efectivamente, el público no era el habitual para este tipo de presentación.  Parejas de mediana edad, de clase media alta… a estos no los ves a las ocho de la mañana en ca’ Mateo después de una noche de juerga.

Y os cuento todo esto porque revela mucho.  Porque lo que se percibe, justa o injustamente, como el mal vivir del flamenco de antes, trasnoches con alcohol y demás, no corresponde al producto que vende el joven onubense.  Arcángel ofrece otro panorama, otra perspectiva: la exquisitez de sus melodías, la perfección de sus tonos, la interpretación esmerada y la grandísima afición que abarca un repertorio admirablemente largo.  En esta ocasión se apartó del programa de mano esquivando las especialidades jerezanas como son la siguiriya y la malagueña, aunque no tuvo el menor reparo en despachar varios temas por bulerías, incluyendo la bulería corta, la que algunos quieren llamar “de Jerez” aunque abarca estilos de muchos otros lugares, y bastante cuplé clásico con repetidos guiños a Caracol.  

Un programa clásico a más no poder del cantaor que habla en sus entrevistas de ser el futuro y la evolución del cante.  Lo más curioso es que ostenta un decir absolutamente vintage, que si fuera posible sustituir el acompañamiento musical por el de Manolo de Badajoz o Miguel Borrull, sería volver a los años treinta o cuarenta del siglo pasado, sin ningún choque.  Pero la guitarra de Miguel Ángel Cortés nos mantiene firmemente anclados en el presente con rumbo hacia el futuro.  A veces roba excesivo protagonismo al cantaor, pero como músico es de los mejores del flamenco.

Precisión cristalina y abundante melisma en el surtido de abandolao, los fandangos naturales, soleá por bulería con soleá, tangos clásicos, cante minero…  El brillante fraseo y pulsación de Cortés arropan unas bulerías de canción a la antigua, veloces y fascinantes como el mercurio hecho sonido.  El famoso arreglo de alegrias, que sin lucir la gracia gaditana de Pericón o Vargas, es igualmente válida, una joya hermética entregada con hiriente dulzura.  Arcángel define el minimalismo en el cante.  No es el flamenco de alrededor de la mesa de la cocina, no es Borrico ni Fernanda, pero tiene su misteriosa belleza, y si miramos las figuras actuales, es el tipo de cante que más se vende actualmente.

Los fandangos de Huelva no pudieron faltar…como no pudieron faltar los Mellis, la parejita de hermanos que terminan de poner el punto retro con coros sedosos, y hasta cantaron individualmente esta vez.  La discreta percusión de Agustín Diassera completó el pequeño cuadro. 

Para el número final, Arcángel se quedó solo en el escenario con su sintetizador manejado con los pies.  Grabó sonidos de voz, palmas y chasquidos para componer un hipnotizador colchón tonal a compás y así acompañar su propia voz para interpretar La Salvaora, tocándose el cajón a la vez.  Pudo haber quedado circense, pero la belleza del resultado y la sincera timidez del cantaor lograron mantener la dignidad del momento.  A continuación, un fin de fiesta algo frío y estirado que bien pudo haberse saltado.

Y poco después en la peña Los Cernícalos pudimos disfrutar una charla conferencia del maestro Manolo Sanlúcar que habló largamente de diversos temas relacionados con la guitarra flamenca, haciendo hincapié en la imposibilidad de qué veteranos como él participen en la enseñanza musical oficial por no poseer la titulación reglamentaria.


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