Pansequito 'Un canto a la libertad'

Vino añejo, solera, pan seco… Pansequito. 

Cuando bajo a Cádiz en el tren de cercanías y pasamos por Puerto de Sta. María, me es imposible no pensar en un jovencito delgaducho tiempo atrás, nacido en La Línea pero criado en El Puerto, deambulando por las calles, coincidiendo con los amiguetes…Rancapino, Juanito el de la Gineta (Villar), Gitanillo de Bronce, Camarón por supuesto, el más joven de la pandilla…esa nutrida generación de gaditanos que siempre tenían un ojo puesto en Caracol, sin ignorar tampoco a Aurelio, Manolo Vargas y otras figuras de una época dorada, a la vez que miraban hacia el futuro.

Fast forward al nuevo milenio.  Aquel cantaor, de nombre José Cortés Jiménez, acaba de grabar un CD, “Un canto a la libertad”.  Ahora su porte y presencia hacen juego con la voz añeja que ya tenía desde joven y que tanto nos fascinó.  Tal fue el impacto de Pansequito en aquellos años, que su bulería “Tápame tápame” marcó e identificó los primeros años de la década de los setenta tanto como “Al verte las flores lloran” de Camarón.  A tal extremo que en las conversaciones de cualquier tertulia de aficionados de la época, había que decantarse por el uno o el otro, como Madrid o Barsa…”Camarón o Pansequito, ¿tú, de cuál eres?” 

Gracias a la producción independiente de Antonio Benítez y Bujío Producciones, porque las grandes discográficas prácticamente han dejado huérfano al flamenco, podemos gozar de la magnífica madurez de uno de los cantaores más interesantes del último medio siglo.  El artista sesentón da ejemplo a los “innovadores” actuales de cómo se puede reinventar el flamenco día a día sin abandonar las formas que hacen posible esa evolución.

Pansequito
[Bujío – 2009]

1 A quién le dejo mi voz (Bulerías)
2 Dime quien tiene sentido (Soleá)
3 María Elena (Bulerías)
4 Vive una Gitana Negra (Alegrías)
5 Las gitanas me dicen (Rumbas)
6 No me importa lo que digan (Bulerías)
7 De Romería vamos (Tango rociero)
8 Cuanto me acuerdo de ti (Seguiriyas)
9 Los galanes (Canción por bulerías)
10 Levántate mal acostao (Tarantos)

No es un disco libre de concesiones comerciales, pero tampoco decepcionará a los del gusto clásico.  Las colaboraciones de Miguel Poveda, Raimundo Amador, Moraíto, Niño de Pura, Diego Amaya y Aurora Vargas dan un importante valor añadido, igual que las letras originales de Diego Vargas, hijo del cantaor.

Las alegrías y cantiñas de Pansequito siempre han sido para morirse de gustito y volverse a nacer para repetir tan exquisita experiencia.  En “Vive una gitana negra”, la característica dulzura de estos cantes de la bahía, su capacidad de acomodar nuevas melodías, y el rancio misterio de Pansequito vuelven a juntarse para no defraudar.  En la solea “Dime quién tiene sentido”, a caballo entre soleá por bulería y soleá, la voz tostada del cantaor es ideal para plasmar la personalidad específica de este noble palo; el dolor asimilado y disimulado duele más que aquel que se expresa pegando voces o rompiendo camisas.

Por siguiriya, “Cuando me acuerdo de ti”, la inconfundible guitarra de Moraíto nos inunda del sabor jerezano, y se aprecia la hermosa jondura de un cantaor que logra dejar su impronta en todo lo que interpreta.  Por taranto, “Levántate mal acostao”, un cante que siempre ha cultivado al gusto andaluz occidental, encontramos al Pansequito de siempre, y el bellísimo acompañamiento de Niño de Pura es un acierto.  La curiosidad de un “tango” rociero en tres por cuatro, con la colaboración de Aurora Vargas, incluye el primer fandango de Huelva grabado por José Cortés. 

Cuatro bulerías de variado sabor, como no pudo ser de otra manera tratándose de un maestro buleriyero.  “A quién le dejo mi voz”, bonita canción, pero el arreglo musical resta espontaneidad. ¿Cómo vas a domar con partituras a una capacidad creativa del tamaño de este hombre?  Mucho más eficaz es “María Elena”, una canción simpática con sabor a Canalejas, con Moraíto cometiendo sus travesuras.  Empieza Miguel Poveda, luego Pansequito con un cante extremeño y otros retalitos ricos gentileza del veterano con sus inspirados alargamientos que a unos les molestan, y a otros les quitan el seeeeeentío.  El compás por un tubo avala todo. 

“No me importa lo que digan”, es una bien estructurada balada a compás de fiesta, aunque nuevamente los arreglos sedosos sabotean la energía.  “Los galanes”, otra canción por bulería, donde Pansequito cultiva un decir canastero potitero atípico en él, parece destinada al público discotequero, igual que la rumba con la colaboración de Las Peligros, “Las gitanas me dicen”, que es poca sustancia para este viejo león, aunque suena bien.  Ya lo creo que suena bien.  Lo mismo que sonaría bien si cantara el gordo del Niño.  Hay voces geniales que enganchan y exigen ser escuchadas.  Esta es una de ellas.

 


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