'Memoria' de Miguel Ochando. Reseña.

Memoria contra todo

JUAN VERGILLOS

         Es el disco de guitarra más hermoso y extraño de los últimos tiempos. Extraño porque es una obra marginal del clasicismo que rebosa. A un tiempo barroco, alucinado, tanto a nivel discográfico como artístico (por no hablar de lo social, político, etc.), Ochando responde con una respuesta intempestiva. Fidelidad a uno mismo. Una obra a contracorriente y rara. Incluso con algunas contradicciones en su contenido, la obra posee muchas virtudes. La menor de ellas no es poco entrañable. El disco de Ochando nos hace desempolvar sus antecedentes, los viejos vinilos, las reediciones, de los originales: Montoya, Sabicas, Ricardo. Pero también Mario Escudero y Manuel Cano. Cano está en esta ‘Memoria’ (en especial su ‘Evocación la guitarra de Ramón Montoya’, del año 64; lo oí por vez primera siendo un adolescente y yo pensaba que, en efecto, Cano tocaba con la misma guitarra que había sido de Ramón Montoya. Y mis oídos, acostumbrados a Paco de Lucía, respondían: “¿es esto flamenco?”). Así que el disco de Ochando me ha hecho rejuvenecer 20 años.

         Es un disco de una guitarra en solitario. Pero, como Mario Escudero, Ochando ha dado la entrada en el disco a las palmas y el cajón del Cepillo. La segunda guitarra de Emilio Maya para una adaptación de Piazzolla. Y las voces de Enrique y Estrella Morente. Las tres colaboraciones son maravillosas. Y como piezas independientes, son poco menos que obras maestras de la noche y la amistad (un arte de lenta destilación). Más rompen la unidad de la obra, la sobriedad de este disco, la contundencia, la radicalidad (contra nada, esto es, contra todo). ‘Memoria’ vale más que mil manifiestos. Como declaración de principios. Y luego están las emociones que supura cada nota. Oh, señora, venga a romperse.

         Para acabar con los peros, y pasar a lo que importa, diré que la portada. Si la portada … no se deje engañar. Parece que esconde un disco promocional de unos grandes almacenes. No se deje engañar: está ante una obra maestra. Que, como El Quijote, posee sus incongruencias. Pero, una vez dichas, pasemos a lo que importa (si no hay producción es porque no la necesita).

Ficha CD – Compra on-line

‘Memoria’. Guitarra: Miguel Ochando. Con las colaboraciones de Enrique y Estrella Morente (voces), Cepillo (percusión y palmas) y Emilio Maya (guitarra).

Contenido:



1. Zapateado (Esteban Sanlúcar)

2. Serrana (Niño Ricardo)

3. Alegrías (Sabicas)

4. Soleá (Sabicas-Ramón Montoya)

5. Guajiras (MArio Escudero)

6. Rondeña (Ramón Montoya)

7. Lo que vendrá (Astor Piazzolla)

8. Granaínas (Sabicas-Serranito-Manuel Cano)

9. Farruca (Sabicas)

10. La reina del blús (Carlos Cano)

Ficha CD – Real audio- Compra on-line

         La creación de un género nuevo, la guitarra solista de concierto. Sí, toda creación es invención del pasado. Sabicas a solas con sus ochenta años en los Reales Alcázares de Sevilla. Aquella noche tocó el maestro de Pamplona ‘El sitio de Zaragoza’ como aquí suena ‘Lo que vendrá’. Invención del pasado. Sí, también los antiguos estuvieron locos (¡qué modernos los antiguos!), y, ante el panorama enloquecido de hoy (claro, hablo de la guitarra flamenca, es decir, del euribor), Ochando responde con clásica lucidez. Un hombre se puede morir en seis cuerdas, encerrar todo el dolor, toda la ansiedad, todo el miedo, todo el desconcierto, en el silencio. La locura va por dentro. Y sale afuera como mensajes de claridad. Solo que el que está muerto en el cuadro es el intérprete, el oyente. Lo que va a encontrar usted en este bodegón barroco es un corazón que solloza. El suyo. Esta falseta es un ajuste de cuentas con el pasado. Por eso estoy llorando. Esta soleá es la pura vanguardia del que está junto a su sepultura. Más que Joyce. Más que Homero.

         Se me ocurren a vuela pluma al menos seis versiones grabadas de la rondeña de Montoya, incluyendo las dos que registró el maestro de Madrid, el guitarrista de Chacón, el guitarrista de Marchena. ¿Se pueden ser tantas cosas en una sola vida? Montoya solo dispuso de media para ser, además, el inventor de la guitarra de acompañamiento, de la guitarra solista de concierto. Es la obra más desgarrada y la más contenida de la oral literatura guitarrística flamenca. Cabe todo el levante. Cabe la guitarra romántica de salón. Pues además de todo  ello, incluyendo las seis versiones mencionadas, a la interpretación de Ochando le sobra espacio, sin pretenderlo, para mecernos en nuestros padeceres. Esto es una venganza de las horas. Esto es abrir las manos a nuestros mayores para reconocer que nos dieron lo mejor. Detrás del equilibrio de Montoya. Detrás del ímpetu cutáneo de Ricardo. Detrás del geométrico encanto de Sabicas. Está su alma, nuestra alma. Sus pesares. Puestos boca arriba sin pudor. ¿Cabe patrimonio mayor que tener toda la tierra en nuestras manos?¿Todo el corazón, con su variedad asombrosa de pesares, gozos y plenitudes? El guitarrista no quiere seducir. El guitarrista ha entregado el alma.

         Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de un disco de flamenco. No puedo dejar de escucharlo.


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