Luis Clemente y su literatura flamencamente evolucionada

Nuevo libro de tendencia ensayista del prestigioso escritor flamenco (huyendo de las terminologías 'crítico' o 'flamencólogo') Luis Clemente, conocido colaborador de publicaciones diarias donde ha cubierto eventos como la bienal escribiendo sus reseñas casi en tiempo real. 'Flamenco de evolución' es su título, obra que presentada las pasadas fechas navideñas en la ciudad hispalense, se ha ganado el favor de buena parte de aficionados por su exquisitez.

 


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Hace unos minutos terminé de leer el último libro de Luis
Clemente, “Flamenco de evolución”. Después de
haber sido durante un par de meses el regente de mi mesilla de noche,
mirada de bailaora que hipnotizó a las paredes de mi cuarto, llegando
su visión más allá de la ventana del techo de mi
buhardilla. Me da la impresión incluso de que quien sale en la
fotografía de portada no es el propio autor del libro… ¡al
menos eso creo!. Quizás se cuestione usted, lector, la causa de
tan prolongado tiempo de lectura, un par de meses. Es muy sencillo. Ésta
obra de arte es equiparable en cierto modo a un atardecer en la gaditana
playa de La Caleta, se siente su aire con tal complicidad que nunca desearías
que llegara el final. Gran suerte el que en éste caso, puedas volver
hacia páginas anteriores. Porque me hice amigo del libro, por muy
curioso que suene esta afirmación. Pasaron por mis ideas a lo largo
de los años muchas obras literarias, de algunas me enamoré,
otras las odié. Algunas más pasaron casi desapercibidas
(nunca algo leído resulta inexistente) provocando como mucho recuerdos
fugaces. Pero quizás nunca me hice amigo de un libro, hubo algo
parecido hace mucho tiempo con un cálido corazón viviendo
un burgués paisaje milanés descrito por José Luis
Sampedro. Pero nunca llegó a éste punto la relación.

¿A qué es debida ésta amistad?. Porque con el libro
de Luis no se lee, se dialoga. Se sienten los silencios como si de un
momento quinteriano se tratase dando absoluta libertad a contestar o a
seguir permaneciendo en estado reflexivo. Es un libro tridimensional por
la diferencia en su distancia entre las ideas que dibujan las palabras
y los momentos que gráficamente se perciben entre líneas.
¿Acaso el sentimiento unido a la acción-reacción
no se establece en puntos intermedios de balanzas contrastadas?…. y
el perejil arguiñanolesco de sabor a pensamientos con nombres y
apellidos que no falte, oiga.

Se abre el libro con un prólogo del gran conocedor del flamenco,
así dicho. Aquel que si miran cualquier disco que tengan por casa
(cualquiera, de la Perla de Cádiz, de Fernanda, de quien sea) verán
como seguramente es él quien describe y enseña el arte del
artista en cuestión… por no hablar de libros, programas de radio,
etc… Hablo de Don José Manuel Gamboa. Flamenco al cual ya admiraba
personalmente hacía tiempo, y cuyo nombre quedará grabado
para siempre en la trayectoria de este posible aspirante a futuro escritor
(yo) debido a un imperdonable error que cometí al obviar su notable
presencia en un acto cultural reseñado en deflamenco. Me salí
del tema, pero los errores hay que reconocerlos, y continúo…

Desde que se empieza a leer el primer capítulo, es fácil
captar al instante cuales son las ideas que Luis pretende hacernos ver.
Perspectivismo más allá de postulados flamencólicos,
las herencias familiares para asuntos de jurdeles, cualquier tiempo pasado
fue pasado (el futuro a su vez será futuro). Ya dijo Lucano en
cierta ocasión que “el temor del mal futuro ha puesto a muchos
en peligro”. ¿Y la flamencología?. De vacaciones en
Benidorm, tan ricamente. ¿A quien no le asusta la reiteración
compulsiva que producen las profesionalizaciones en muchas ocasiones?.
En el flamenco también puede ocurrir… Son ideas que se establecen
desde el principio, van y vienen en cada capítulo desde diferentes
perspectivas….

¿Qué decir de Luis y su forma de decir las cosas?. Se trata
de una metáfora (véase la película “El Cartero
(y Pablo Neruda)”. El sentido metafórico del escritor en éste
caso se baña en aguas de sinceridad. La metáfora no esconde
ideas traicioneras sobre auténticos pensamientos como trasfondo,
sino que empuja a señalar con claridad el punto de vista personal
(su manera de sentir las cosas). Me sorprendió gratamente cuando
pude comprobar que hay alguien que entiende totalmente mi forma de pensar
algún asunto, y sepa expresarlo como lo cuenta casi terminando
el libro. “Hay un flamenco moderno cocainizado que, con la naturalidad
en el mentir que tienen los doctores, transforma la verdad del flamenco
cloroformizado”. Nunca hablé con nadie sobre ésta idea,
a excepción de algún mártir del flamenco, pero leer
esto me hizo sentirme algo más comprendido respecto a mi forma
de ver las realidades.

No podría pasar por alto una significante reseña hacia
las citas del libro (muchas y de diversos orígenes). Todas me hicieron
pensar y reflexionar, pero me quedo particularmente y a título
personal con tres…

La primera está a los comienzos del libro. “Por tradición
oral que a través de viejos custodios de nuestra ley me han llegado
nítidamente a mi conocimiento, yo sé que…”. Esto
lo dijo Antonio Mairena. No comment (ni bebent).

Marcando el ecuador, página sesenta y dos, Nietzsche nos recuerda
que “tanto quien se hace esclavo de la tradición como quien
se separa de ella se encamina hacia la perdición”. ¿A
que resulta perfecto como columna vertebral de éste libro?.

Y casi llegando a las páginas finales, Warhol habla claramente
sobre los metafóricos ingredientes que podrían utilizarse
(y consecuencias de lo realmente utilizado) por ejemplo, en un potaje
de habichuelas. “Conozco buenos cocineros que se pasan días
enteros buscando ajo fresco y albahaca fresca y estragón fresco,
etcétera, y luego usan tomates en lata para la salsa diciendo que
eso no importa. Pero yo sé que importa.”
Gran afirmación, más aún en estos tiempos en que
por experimentos de química ya se preparan sucedáneos basados
en referidos. Si sabiendo cocinar con los mejores ingredientes usas solo
unos pocos y superficialmente por intentar agradar, no esperes que tus
hijos sepan distinguir más sabores que éstos cuando se pongan
a elaborar su propio menú. Dentro de poco tiempo nos daremos cuenta
del resultado.

Podría seguir hablando de más citas, más frases
e ideas de Luis con mis posteriores respuestas ante sus planteamientos,
etc… solo quise dar una visión personal del tema para demostrar
que es un libro que invita a dialogar en sus silencios. Cada cual, que
escoja las citas que más le hayan marcado y los momentos que más
le lleguen. Es lo que tienen los libros participativos, como dice un refrán,
“cada uno cuenta la feria según le ha ido”. Dicho esto,
lo único que puedo aconsejar es que se apropien de un ejemplar
y se dispongan a vivirlo… despacito y saboreando. ¿Y el cd que
se incluye en el libro?. Merecería un comentario aparte tan extenso
como este, así que haré como que lo ignoro con alevoso propósito
y así tiene usted una excusa mas para buscar ésta obra del
que considero uno de mis maestros: Luis Clemente, y su “Flamenco
de evolución”.

Jacinto González “Jaci”

 


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