El Barrio. Angel Malherido.

Finales de los años setenta, Barrio de Santa María en Cádiz. En el central de los tres patios del número 29 de la calle de la Botica un niño jugaba mientras aprendía acompañado de una fiel compañera sentimental, su guitarra. Casa de vecinos basada en partiditos donde en ese momento predominaba la escasez económica, aún demasiado cercanos en el recuerdo los años del pescado de faja y la carne de bragueta en las casapuertas, y el pan con aceite para comer.

Fatigas que aquella gente aliviaba con su fe en el
Nazareno y algunos momentitos flamencos, en aquellas calles que bajan
de la Cárcel hacia la Fábrica de Tabacos. Por fin llegó
el momento de que el poeta que un buen día decidió ponerse
el nombre de su barrio por sombrero se decida a transmitir íntegramente
aquel sentimiento que tarde o temprano tendría que contar.

Porque este es el momento de José Luis Figuereo Franco, nombre
y apellidos que se esconden tras el seudónimo de «El Barrio»
(nombre unipersonal, no de grupo). Quizás José Luis esperó
la llegada de este momento para hablar de su niñez porque por primera
vez en su carrera artística ha dirigido plenamente su trabajo de
forma solitaria en el máximo de los conceptos posibles, dando como
fruto una sabrosa manzana con esencia flamenca donde no falta el soniquete
ni el sabor en cada verso.

El disco se abre con «Secretos de miel», donde Selu utiliza
su habitual formula de contrapunto sentimental de mezclar una letra inspirada
en la frialdad del desamor con animadas melodías barrieras. Beatriz
Figuereo Rodríguez, pequeña artista con escasas semanas
de edad que llora por tanguillos en «A mi majara» evocando
con su voz la agradable sensación del concepto de nacer, viento
de levante que se abre a una vida donde hay que intentar convivir con
lo bueno y con lo malo. Ésta última es la idea conceptual
del tema «Ángel malherido», evocación al rock
andaluz de Medina Azahara con los teclados de Manuel Ibáñez
y la genial eléctrica del coleccionista de guitarras, Paco Ventura.
El gran bajista catalán, Carles Benavent, hace de las suyas en
unas bonitas bulerías tituladas «No vale la pena» que
hablan del exceso de amor hacia una mujer que muestra su desinterés.
«Ave de paso» es un tema de esencia barriera, con la colaboración
de las flamenquísimas teclas del lebrijano Dorantes al que sigue
«Cuéntale», fusión tangorockera de estilo primaveral.

Tangos pegadizos que llevan por título «Ella» a los
que sigue la niña bonita que se disfraza de quince, para desembocar
«poco a poco» en un derroche de letras por bulerías
que concluyen en un más que poético homenaje al aire de
Andalucía en el que Selu intenta explicar a su Cái que comprenda
su amor por toda la región sureña. A continuación
del comercial «Quiéreme», bastante apta como canción
para el próximo verano, llega el momento que los barrieros esperaban.
Ese instante mágico de cada concierto en el que un popurrí
de tangos lleva a la locura colectiva provocando un sentimiento único
se ha pasado grabación discográfica, siendo todo un acierto
debido al derroche de compás, de versos, y de melodía. Y
el disco termina en el Barrio de Santa María, la casa los tres
patios…

En definitiva, José Luis Figuereo sigue creciendo como artista
siendo más que probable que haya llegado por fin el momento de
convertirse en gran estrella en el ámbito nacional (ya lo es en
Andalucía) en un disco que aunque realmente no se parece a ninguno
de los anteriores si es cierto que su aire lleva las mismas connotaciones
de joven ilusión que se perciben fácilmente en su primer
trabajo «Yo sueno flamenco».

Mas información:

Reseña
de El Barrio en 'La Riviera' Madrid – Octubre 2003


Entrevista a El Barrio

Biografía
El Barrio

Jacinto González
'Jaci'


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