A la Puerta de un Rico Avariento: ¿error o acierto genial?

A lo largo de los años una de las grabaciones históricas que más polémica ha suscitado entre aficionados, a la vez que se trata de una forma de poca trascendencia, es la de los campanilleros de Manuel Torre con el acompañamiento de Miguel Borrull. Setenta años después de la muerte del legendario cantaor jerezano, todavía por estas fechas navideñas surge el debate.

Jamás he dudado, ni por un momento, que Manuel Torre haya sido el fenómeno que todos los que lo escucharon en vivo aseguraban que era, y que muchas de sus grabaciones dejan traslucir. De la misma manera, no dudo que Miguel Borrull, hijo, fuera uno de los mejores tocaores en su momento, y la prueba está, de igual forma, en sus bastantes discos acompañando a los mejores, quizá más que a ningún otro, al Niño de Jerez. Pero…la grabación de ambos de los Campanilleros casi inevitablemente conduce al debate si la consideramos desde un estricto punto de vista musical…

Torre canta ‘casi casi’ en el tono tradicional del estilo, aunque termina, indudablemente, haciéndolo más flamenco que folklórico, cosa por demás de esperarse en semejante cantaor. El tono se supone que debe ser siempre el mismo de la farruca (la menor, con variantes a do mayor y a re menor), pero el problema se presenta cuando escuchamos que Borrull le da los acordes usuales para acompañar por siguiriya, lo que los artistas llaman “por medio”. Solamente las veces en que el cante resuelve al tono de ‘do mayor’ se nota que van unidos y del brazo.

Torre termina, indudablemente, haciéndolo más flamenco que folklórico

Lo curioso es que muchos, muchísimos aficionados, no notan la incongruencia del acompañamiento de la guitarra con la voz del cantaor. Otros, los menos, se empeñan en ver esto como rasgo de “genialidad”, tanto por parte de Torre como de Borrull. Es lógico pensar que, si así fuera, se hubiera imitado esa grabación a través del tiempo, tratando de que fuera lo más apegada a la original, digo yo. Algunos de los grandes, Caracol o Agujeta por nombrar a un par de ellos, han hecho este cante de Manuel Torre casi a la copia exacta, pero ningún tocaor ha grabado con ellos el acompañamiento de Borrull, sino los que tonal y tradicionalmente han sido usados siempre, es decir, los de la escala menor.

Es claro que las disonancias ocupan un papel importantísimo en toda música, no pudiendo dejar de hacerlo en el flamenco, lógicamente. ¿En qué momento una disonancia deja de serlo para convertirse en una simple metedura de pata? En una de sus conferencias publicadas Norberto Torres, musicólogo especializado en flamenco y guitarrista, comenta lo siguiente acerca de esta curiosa grabación y el hecho de que Borrull acompaña una melodía en menor con acordes ‘por medio’: “La consecuencia era previsible: el resultado es inaudible”.

La costumbre nos diría que “todo lo que suene mal es que está mal” pero…¿y si a alguien *NO* le suena mal? Sabemos de sobra que existen normas o reglas para la composición, al igual que las reglas gramaticales existen para componer un escrito. Sin embargo, también hemos visto con frecuencia cómo llega un escritor determinado y, a base de talento o simplemente por intuición, rompe ese esquema de reglas y convenciones gramaticales. En música debería esperarse algo parecido, ¿no? Pues sí y no, como dijo el otro…y sería necesario que un músico experto en teoría de composición, en armonía, etc.,nos dijera si hay límites y cuáles son. Si no los hay, nada impide que un día salga, hablando de flamenco, el tocaor que acompañe por soleá un cante por taranta, o por tangos un cante por siguiriya. ¿Lo aceptaríamos?

¿En qué momento una disonancia deja de serlo para convertirse en una simple metedura de pata?

Al parecer, un descendiente directo de Borrull comentó que aquella grabación había sido hecha después de una larga noche de juerga, cosa nada extraña para aquellos tiempos, y que el tocaor 'se fue por los cerros de Úbeda'. Posiblemente debido a las dificultades relacionadas con hacer una grabación en aquella época, quedó de la manera en que ha llegado a nosotros. Puede ser verdad, puede no serlo…nunca lo sabremos con certeza. La cuestión puramente musical permanece, sin embargo…

Dentro de la 'tríada' que compone el flamenco, cante, baile y toque, es el que practica éste último el que, lógica y generalmente, sabe más de música, de tonos, de acordes, de progresiones. Por ende, me parece a mí que la opinión de los guitarristas sería la más de fiar en el tema mencionado, si es que nos interesara lo suficiente seguir escarbando en la grabación de marras…

¿Qué diría un Paco de Lucía, un Moraíto, un Cepero, etc.,etc., si se les pidiera oir y opinar sobre los campanilleros de Torre y Borrull? Históricamente da lo mismo, la grabación está ahí para siempre, pa' los restos…y nada quitaría o añadiría a esos dos grandes de antaño el que el acompañamiento se juzgara hoy en día como “error”…o como “acierto genial”.

…’amos, digo yo….

Arzapúa

 

 


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