Niño Josele

Niño Josele

Niño Josele

Juan José Heredia.

Soy gitano, desciendo de una larga dinastía de tocaores almerienses. Nací en 1974, tengo, bueno, tengo, pocos y muchos años. Para un guitarrista flamenco la edad no existe, siempre estas aprendiendo.

Cuando gané en la Bienal de Sevilla en 1996, el Concurso de Jóvenes Intérpretes, me animé para continuar aprendiendo, para seguir estudiando y luchando, con mucha paciencia, para disfrutar el honor de ser tocaor flamenco. He dado conciertos hasta en Australia, he tocado para el cante con los mejores cantaores jóvenes como Duquende, Montse Cortés y mi compañero inseparable El Cigala. Con los maestros como Remedios Amaya, Pepe de Lucía y Enrique Morente y con figuras que no son flamencas como Lenny Kravitz, Alicia Keys, Joan Manuel Serrat o a Elton John.

El flamenco es música y nos tenemos que empapar de todas las músicas, estoy liado ahora con el dodecafonismo, con Schoenberg, me gusta mucho la música clásica contemporánea, tenemos que aprender de la grandeza de los músicos clásicos, si caminamos por ahí, podemos coger una camino, muy abierto, con muchas posibilidades, nuestra música, la música española, fue fundamental para toda la música europea, hace muchos lustros.

Mi primer disco “Calle Ancha” (Media 7), se basa en la esencia de “Solo quiero caminar” del maestro Paco de Lucía. Paco es mi guía y mi referencia, estamos todos a años luz de él, es un musicazo, no sólo un guitarrista, estas a su lado y te quedas mudo. Esa colección de discos que dejó grabado con Camarón de la Isla, es el gran legado para la historia del flamenco. Una pareja de oro. Mi amigo y productor Javier Limón, es un musicazo que está inmerso en el flamenco y en la música contemporánea, tiene mucho coco y estamos trabajando muy agustito.

Por otra verea está Enrique Morente, un revolucionario del flamenco. El cantaor del que se aprende mucho, por que lo conoce todo en la música flamenca y más. Para mí es un orgullo tocar con Enrique que ha cantado con los mejores artistas de la guitarra flamenca Sabicas, El Niño Ricardo y eso par mi es honor. Y ahora estar a su lado, tocando y escuchando es como si me hubiese tocado, el cuponazo ese, que siempre te acercas, pero los números al revés. Con Morente tengo los cinco números y además en orden, vamos premio.

Mi nuevo trabajo “Niño Josele”, es un disco que está basado sobre todo en el ritmo, sólo hay un cante libre que canta el maestro Enrique Morente, una soleá con un concepto muy innovador en cuanto a los acordes, pero flamenquísima. La parte rítmica esta protagonizada por una bulería muy clásica como la que hacía Carmen Amaya; otra Bulería al golpe, donde tengo el placer de que colabore Guadiana, cantando una letra que compuse para mi abuelo, un recuerdo entrañable; la otra Bulería es modernísima pero con un concepto de música clásica, donde van entrando guitarras y van saliendo, coso si fuesen, un violín, una viola, un contrabajo, un chelo…y los tangos MADERA NEGRA que son una gozada …

La colaboración de mi amigo Andrés Calamaro, ha sido fundamental para comenzar a caminar por la zona no flamenca, ha hecho una rumba muy realista por su texto y su contenido. Habla de los presos Paraguayos de la vida real de cada uno de ello, muy humana, de la cárcel, donde muchas veces están, los que no tenían que estar y no están, los que se lo ganaron a pulso de trincón, “había otros presos esos no resaltaban, eran hombres que pagaban lo que otros afanaban, algunos estaban por nada”. “LA RANCHADA DE LOS PARAGUAYOS, la escribió mi amigo Andrés, con JORGE DE LA ROSA. Él y Andrés, con el alma partía, la compusieron, Javier Limón y yo, le pusimos el aderezo, la pimienta flamenca, gracias; Andrés y gracias a todos mis amigos. JOSELE.

Tras “La Venta del Alma”, publicado este verano y en el que recoge una serie de antiguas composiciones en una edición limitada, ahora nos llega la continuación lógica de “Paz”. Si con aquel álbum Niño Josele se abrió nuevos horizontes, en “Española” ha llegado el momento de recapitular.

Abre el disco la composición que da título al CD, obra de McCoy Tyner, quien comparte con Bill Evans el Olimpo de los pianistas de jazz. De nuevo, el almeriense hace suya la pieza y la hace respirar flamenco. Es la única composición que no está firmada por él.

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