Entrevista Concha Jareño «El baúl de los flamencos»

Concha Jareño

Concha Jareño

Entrevista cedida por la Revista «Por la danza» realizada por ALEJANDRA AGUDO

La bailaora madrileña presenta el próximo diciembre su espectáculo «El baúl de los flamencos», en el que hace un repaso histórico de los complementos de la danza española, desde el mantón hasta el bastón.

“Estoy en un momento muy bueno, siempre en construcción”

Pre-estreno «El Baúl de los Flamencos» – 19 diciembre – Centro Cultural Paco Rabal de Madrid. 

Concha Jareño nació en Madrid hace 35 años, pero su flamenco es “más de la escuela andaluza”, dice. “Más redondo, dando protagonismo al cuerpo”, explica contraponiéndolo al estilo percusivo que le atribuye a la danza española que se aprende en la capital.

Con 8 años le llegó la vocación, desde su primera clase, a la que entró “porque una amiga se había apuntado”, supo que se su vida estaba sobre las tablas. Desde entonces, Jareño no se ha quitado los zapatos, salvo en esos momentos en los que ya no puede más –“y han sido muchos”, dice–. “A veces sigo descalza porque mis pies me lo piden”, afirma.

El esfuerzo no es en vano. La carrera de esta bailaora está plagada de éxitos. Se licenció en Danza Española, pero han sido sus coreografías las que le han valido varios reconocimientos.

En 2007 fue galardonada con los premios nacionales de Arte Flamenco de Córdoba 2007 Matilde Coral y Mario Maya. Ese mismo año recibió el premio a la mejor coreografía solista en el Certamen de Coreografías de Danza Española de Madrid y fue segunda en el Concurso de Cante Flamenco de Las Minas.

Tanto galardón supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Jareño. “Te dan un aliciente y hacen que creas más en ti”, asegura. Por eso, solo un año después creó su compañía, que lleva su nombre, con la que ya ha presentado cuatro espectáculos propios y está preparando el quinto, El baúl de los flamencos, codirigido con Rafael Estévez y que estrenará el 19 de diciembre en el Centro Cultural Paco Rabal de Madrid.

“Tengo mucho trabajo, estoy en un momento muy bueno, siempre en construcción”, detalla. Y eso a pesar de que “nunca” ha tenido subvenciones. “Sobrevivo de mi trabajo. Soy una hippie del flamenco”, bromea.

Desde muy joven trabajó en compañías y, sobre todo, en tablaos. Antes de que llegaran los galardones y reconocimientos, se dio cuenta de que se “aburría un poco”. Fue entonces cuando comenzó a crear. Los premios también sirvieron para que sus padres confiaran en su posibilidad de hacer del baile, su profesión. “No vengo de una familia de artistas y para ellos fue difícil comprender mi elección. Intentaban que, de manera paralela, estudiara otra cosa”, explica. “Pero me apoyan”, se apresura a matizar. Jareño también ejerce como maestra y es reclamada internacionalmente.

 

Gracias a los cursos que imparte puede costear sus producciones. “La enseñanza me sirve de comodín económico, con las clases me subvenciono a mí misma. Y además aprendo, porque enseñar es aprender dos veces”, señala.

Pero Jareño no se ve todavía encerrada en un aula. “Me veo bailando por muchos años”, asegura. “Los bailaores de flamenco tenemos mucha suerte, en comparación con los clásicos, tenemos una vida profesional muy larga”. Pocas veces toma, como alumna, una clase. “Mi cuerpo ya es baile”, justifica. “Prefiero ir a Yoga o Pilates”, añade.

«Fuera de España se hace muy buen flamenco, por eso viajo a distintos países para compartir con bailaores autóctonos de cada lugar nuestros conocimientos, nuestro estilo”

De momento, pasa cinco horas en el estudio de la que fue su maestra, Elena Fernández, creando y ensayando su próxima producción. “Aunque este es un trabajo de 24 horas”, apunta. Cuando llega a casa visualiza los vídeos que ha grabado con lo que ha hecho durante el día y sigue coreografiando mentalmente la historia que quiere contar. Sus palabras, su tono de voz, su expresión cuando habla de flamenco desbordan ilusión. Ni un ápice de cansancio a pesar del duro trabajo, de la precariedad y la incertidumbre de una profesión nómada. “El flamenco se siente en el estómago. Te encuentras contigo mismo, por eso engancha”, explica. Sin embargo, reconoce que dedicarse a esto requiere tener carácter, ser espontáneo, pero también muy fuerte. Unas características que Jareño (en la conversación se puede comprobar), posee. De hecho, la madrileña habla con verdadera pasión y cariño de su quinto espectáculo. El baúl de los flamencos es un espectáculo “muy pensado”, con un profundo “trabajo de investigación”, explica la bailaora. “Quiero hablar de los complementos, contar la historia de cómo han llegado a incorporarse al flamenco”, detalla. “Por ejemplo, el mantón no se inventó para el baile, pero lo hemos hecho nuestro”, añade. Así, con su cuerpo, el movimiento, la luz y la música, Jareño recorre el mundo siguiendo el periplo de este accesorio desde su creación hasta su llegada a las manos de las bailaoras de danza española. “Es un montaje muy intelectual. Nada improvisado”, señala. “Esta parte del trabajo es muy importante porque si no la danza sería un deporte y no un arte”, matiza. 

Para contar esta historia de los complementos flamencos, Jareño se acompaña sobre el escenario de otra bailaora, un bailaor, una guitarra, tres cantes y una percusión.

“Más los técnicos. Muy importantes, sobre todo el de luz”, dice. “Es imprescindible para ambientar. A veces me imagino las piezas en función de la luz”, afirma. En la mente de la madrileña los conceptos se transforman en movimientos, pasos, músicas. “A veces me pregunto cómo he aprendido a coreografiar. En la escuela he aprendido a bailar, pero no a crear ni dirigir”, confiesa. Pero el carácter autodidacta de Jareño le ha servido para incorporar a sus capacidades lo que no se enseña.

De hecho, su carácter investigador le ha abierto vías de trabajo como su proyecto Raíces y alas. “Fuera de España se hace muy buen flamenco, por eso viajo a distintos países para compartir con bailaores autóctonos de cada lugar nuestros conocimientos, nuestro estilo”, explica. De este experimento sale, en cada destino, un espectáculo. Así lo ha hecho en Chile, Buenos Aires y Brasil. Pero a Jareño no le gusta fusionar, sino “abrir vías paralelas”. “Unos espectáculos son más libres y alternativos, como el primero que monté con mi compañía, Algo, que es pura libertad de expresión con el lenguaje que conozco. Pero el segundo, Simplemente flamenco es todo lo contrario. Muy puro y tradicional”, detalla.

Todas sus creaciones, tradicionales o alternativas, han gozado de buena crítica y aceptación del público. Jareño confía en que El baúl de los flamencos también lo conseguirá. La madrileña espera que el estreno, que tendrá lugar en un su barrio (al sur de Madrid), en su tierra, sirva para lanzar el espectáculo. Pero la calidad indiscutible de su trabajo no será suficiente. “Estas cosas requieren de más labor fuera que dentro del escenario”, afirma. En los meses previos, no obstante, está centrada en el montaje junto con Estévez. Le preocupa especialmente expresar los conceptos, la historia, el contenido. Una vez definidos estos, “los movimientos, los pasos, llegan con más facilidad”, dice.

El resultado final podrá verse pronto, pero este particular homenaje a los complementos no sólo promete buena danza, sino un apasionante viaje por el mundo y distintas épocas.

Una invitación que los amantes del flamenco no podrán resistirse a aceptar.

«Nunca he tenido subvenciones. Sobrevivo de mi trabajo, soy una hippie del flamenco»

Pre-estreno «El Baúl de los Flamencos» – 19 diciembre – Centro Cultural Paco Rabal de Madrid. 


Salir de la versión móvil