Entrevista a Manuel Liñán por su nuevo espectáculo TAURO

Texto: Manuel Moraga
Fotos: Rafael Manjavacas

“El arte es la voz más verdadera que puede tener un ser humano para expresarse”

 

Desde que le vi bailar por primera vez tuve la sensación de que en esa cabeza y en ese cuerpo había algo más que un intérprete más o menos hábil. Para llegar lejos en esta disciplina hay que tener cosas que contar y, antes que eso, inquietud por buscar y profundizar en eso que se quiere decir. Manuel Liñán no es bailaor de desplante y aplauso fácil. Su camino es bastante más complejo que todo eso… Y seguramente más tortuoso. La introspección como opción creativa no es fácil, pero Manuel sabe que lo que vale, cuesta. Ahora nos presenta su último trabajo, titulado “Tauro”. Un paso más para alguien cuya naturaleza le obliga a seguir dando mucho que hablar en el mundo de la danza flamenca. Y lo hará.

Texto: Manuel Moraga
Fotos: Rafael Manjavacas

Lo primero, enhorabuena por el parto… ¿ha sido niño o niña?
La verdad es que lo he vivido con mucha ilusión y con muchos nervios… Pero sobre todo con muchas ganas de que llegara ese día. Para mí ha sido muy importante, sobre todo contando con la ficha artística con la que he contado. Tenía muchas ganas de que llegara ese momento y de poder verlo en escena.

¿Por qué “Tauro”? ¿Eres tauro?
Sí, soy tauro. La verdad es que cuando inicié este proyecto tenía algunas cosas claras de lo que quería hacer pero no sabía qué título le iba a poner. Quería que fuera como una carta de presentación que no involucrara un contexto específico, sino que me dejara margen también para ir creando poco a poco, sobre la marcha. Decidí ponerle Tauro porque forma parte de mí y me identifica.

En este momento de tu vida, tienes ya un bagaje interesante de obras, pero esta la veo más completa, más redonda, más comprometida con la danza, con más de ti mismo y quizá más madura.
Puede ser, porque cuando vas trabajando te vas dando cuenta de cosas, vas evolucionando, o al menos eso intento, y quizá en esta obra sí se puede ver algo más de mí porque también hay una parte de la obra que va dirigida a Granada, a mis raíces, y puede ser que esa evolución, esa forma de haber ido trabajando, haya quizá compactado mejor en esta obra.

¿Cuánto tiempo preparando Tauro?
Cinco o seis meses… Bueno, más. Cinco o seis meses ensayando, preparando músicas, informándome… Pero realmente es más tiempo porque desde que uno se pone, piensa, imagina, borra, vuelve a empezar, piensa que esto no va a funcionar así y lo pienso de otra manera… Creo que contando todo ese proceso quizá me haya llevado un año.

Pienso que todo lo que respira a Manuel Liñán es concienzudo, es riguroso, es metódico… Creo que tu baile también es un poco de todo eso… No das puntada sin hilo…
Bueno, a veces sí. Quiero que sea como dices, pero también dejo margen para que pueda pasar algo diferente que nadie se lo espera… Ni siquiera nosotros mismos.

 

Estuve en el estreno y una de las cosas que me llamaron la atención fue la música. Todo huele a Granada, o buena parte de las músicas tienen que ver con Granada, y están elegidas con mucho gusto y muy cohesionadas con el baile.
Yo quiero resaltar el cariño con el que me han apoyado todas las personas que se han involucrado en este proyecto. El director musical ha sido Luís Mariano, con Antonia Jiménez, y también he decir que me ha asesorado también musicalmente Juan Pinilla a la hora de elegir algunas letras, algunos estilos, e incluso de adaptar algunas letras. Curro Albaicín también me ha aportado bastante dándome algunos datos históricos de las zambras que yo desconocía, me ha explicado cosas que me han servido de mucho… Y ha salido con mucho cariño; al menos yo he intentado hacerlo con mucho cariño y todo el mundo se ha involucrado conmigo. En realidad, no lo he sentido como un proyecto mío, sino de todos.

“Dejo margen para que pueda pasar algo diferente que nadie se lo espera… Ni siquiera nosotros mismos.”

Has utilizado estilos que suelen utilizarse ni en recitales ni en espectáculos de baile, como las trillas, las temporeras, o toda la parte final del espectáculo, la “Elegí a Granada”… Ahí se nota más ese arrope musical de Juan Pinilla y Luis Mariano…
Yo quería que todo empezara por mis raíces, y más raíces que labrar tu propia tierra con cantes como la trilla, con cantes de labor o con temporeras de Montefrío… Queríamos que el principio fuera ese para luego desembocar en una granaína musical.

¿Cómo construyes? ¿Tienes primero la música y sobre ella vas creando la coreografía o tienes pensada la coreografía y a ella vas sumando la música? ¿O es algo intermedio?
Es algo intermedio. Hay veces que uno necesita una música para una idea concreta y otras sí es cierto que la música que te pueden ofrecer te puede cambiar el concepto, la idea que ya tenías y llevarla por otro terreno.

Me comentabas una vez que el arte fue tu válvula de escape ¿Te ha servido para conocerte a ti mismo y desarrollarte?
Creo que el arte es la voz más verdadera que puede tener un ser humano para expresarse

El oficio de coreógrafo… Cada vez quedan menos compañías grandes y todo tiende a que el bailaor monte coreografías para sí mismo, sin grandes movimientos de cuerpos de baile… sin embargo tú sí has ido abriéndote un camino en este sentido, porque ya montaste una de las coreografías del espectáculo “Mujeres”, dirigido por Mario Maya, o ahora con Tauro, donde también montas bailes para otros… ¿cómo se aprende a ser coreógrafo?
Mi carrera ha ido pasando por diferentes compañías como Carmen Cortés, Rafaela Carrasco, Merche Esmeralda, y te das cuenta de que hay varias maneras de contar cosas, no solamente como solista, sino pudiendo compartir en el escenario con otras personas tus ideas, tus planteamientos y de intentar coreografiar para contar otras cosas que no solamente nazcan de ti, sino que sea algo en grupo. Es una experiencia totalmente diferente porque tienes que compartir, tienes que conocer, tienes que aprender. Tienes que estar ahí, acompañado y acompañando.

“El flamenco evoluciona y puede ser tradicional, pero si el flamenco evoluciona llegando a otra conclusión deja de ser flamenco.”

Manuel Liñán tiene un baile que yo no calificaría de rupturista… Es moderno, contemporáneo en el sentido de que es actual, pero no rupturista ¿Qué es para ti la tradición?
Creo que la tradición va avanzando y no sé dónde está ese cambio entre lo tradicional y lo moderno. Pienso que la evolución es bueno para todo y no sabría decirte donde está el cambio, siempre que hablemos de flamenco. El flamenco evoluciona y puede ser tradicional, pero si el flamenco evoluciona llegando a otra conclusión deja de ser flamenco.

¿Te entiendes bien con propuestas más rupturistas, donde el flamenco, por ejemplo, se mezcla con el contemporáneo?
Si, mayormente, sí.

¿Tú te ves en esa línea?
No, pero sí me gusta arroparme de todo lo que pueda rodear a la danza.

Volviendo a Tauro ¡Vaya paliza que os dais en el escenario! Sales desde el primer minuto y prácticamente hasta el último. Salvo en un número, creo que estás en todos los demás, aunque entres y salgas para cambiar de vestuario… Y no solo tú: todos tus compañeros, cuando están en escena, se dejan la piel, y eso da una gran intensidad a la obra.
Pues sí. Como te decía antes, estoy muy agradecido a todos los artistas que me han acompañado, porque se han dejado la piel y no solo ese día. Se han dejado la piel ensayando, en el teatro, en los ensayos generales, y creo que ese cariño luego se nota en el escenario. Yo me había emocionado ya incluso antes de estrenar al ver la manera con que me estaban arropando y al ver cómo estaban haciendo suyo el proyecto.

Pues repasemos: Antonio Campos, Gema Caballero y Sandra Carrasco al cante… Luis Mariano y Antonia Jiménez en las guitarras…Al baile, Cristian Martín, Vanesa Coloma, Guadalupe Torres…
Y también quiero agradecer a Gloria Montesinos que se ha encargado de la iluminación y a Yaiza Pinilla con el vestuario, que también han sido dos factores muy importantes. Y detrás de todo esto, hay que dar las gracias, como decía antes, a Juan Pinilla, que me ha asesorado musicalmente en algunos de los temas, y a Curro Albaicín tengo que agradecerle todas las conversaciones que he tenido con él

Dicen algunos artistas de Granada –no me refiero ahora a flamencos- que a Granada se la ama, pero que Granada maltrata… Una relación de amor y odio… ¿Qué relación tienes tú con Granada, a la cual dedicas buena parte del espectáculo? ¿Te maltrata, como ocurre con algunos artistas?
No. Yo dije una vez que Granada para mí es como un amor platónico, que a veces cuando lo necesitas, se puede perder. Pero no, no me siento maltratado por mi tierra.

Tauro es una producción tuya ¿Hoy el camino del artistas es autoproducir sus propios espectáculos?
En mi caso, todo. También hay que decir que Tauro está subvencionado por la Comunidad de Madrid. Pero yo siempre me he arriesgado.

¿Y duermes bien?
Sí, porque tengo ilusión.

¿No tienes miedo al riesgo? ¿Cómo gestionas el miedo?
Cuando las cosas se hacen con ilusión, lo demás no importa mucho.

Y una vez echado el telón, imagino que la sensación sería de descanso, pero ¿qué pasa ahora con Tauro? ¿te inquieta eso?
Tanto como inquietarme, no, pero sí me gustaría que los espectáculos por los que luchamos y por los que pedimos ayuda -como en mi caso a la Comunidad de Madrid- no sea solamente el día del estreno. Como te he dicho antes, hay un año de trabajo detrás, y si un espectáculo se queda para tres funciones no me sentiría a gusto. Un espectáculo no se hace en tres bolos, sino que se va consolidando cuando se hace unas diez veces, así que espero poder trabajar con Tauro, poder llevarlo a todos los sitios hasta que nos aburramos.

¿Eres valiente?
En algunas cosas, sí.


Salir de la versión móvil