El día 27 de enero en Madrid tuvo lugar
la presentación del la octava edición
del prestigioso festival de la Caja de Madrid
con la presencia de algunos de los artistas cuyos
espectáculos están incluidos en
la programación. Entre ellos, David Peña
‘Dorantes’, natural de Lebrija, de
la saga cantaora de los Peña, que ofrecerá
su obra “Voz y marfil” el sábado,
19 de febrero, con la colaboración de Esperanza
Fernández.
Grecia, Japón, Alemania, Cuba…el joven
maestro ha traído su personal visión
del flamenco a piano a los teatros más
importantes del globo, pero las raíces
nunca están lejos de la superficie. De
la familia de David destaca su padre, guitarrista
Pedro Peña y su tío Juan Peña
‘El Lebrijano’ además de Fernanda
y Bernarda de Utrera, Lebrijano, Turronero, Gaspar
de Utrera y el desaparecido Pedro Bacán
sólo entre los artistas profesionales.
Pocas horas antes de la publicación de
esta entrevista tuvimos la triste noticia del
fallecimiento de María Fernández
Granados “La Perrata”, abuela de Dorantes
y una de las últimas cantaoras de una época
que se acaba.
“Algunas cosas
de Juan Sebastian Bach que son muy flamencas”
¿Como influye
la familia en lo que haces a la hora de trabajar,
el peso de ser un Peña?
No es tanto el peso como que soy consciente de
que a través de ella he aprendido muchas
cosas, he tenido el privilegio de haber nacido
en esta familia, algo hay de peso, pero me entretengo
más en pensar en lo que he aprendido de
ellos, intentando respetar aquello que me han
enseñado.
¿Se puede hacer
el flamenco al piano?
Claro, al piano, a la flauta, cuerda…
¿No es una imitación
a la guitarra muchas veces?
A veces sale, pero yo no intento imitar la guitarra.
A veces para poder expresar cosas que sólo
tiene el flamenco hay que crear cosas nuevas en
el piano, hay técnicas del clásico
que no sirven para el flamenco.
Con la guitarra, el
cante siempre manda…¿funciona igual con
el piano, o canta el cantaor a la música
que tú tocas?
Como siempre, igual que con la guitarra, el piano
sigue al cantaor. Eres libres de añadir
compases, tocar falsetas, arreglos. El cantaor
va cantando igual que con la guitarra, tienes
que estar al quite…
Y
tienes la ventaja de conocer el cante…
Sí, claro, el cante hay que conocerlo.
Para la guitarra, está
tu padre, el cante también viene de familia,
pero el piano no se aprende así…
Mi padre tocaba el piano, y en casa de mi abuela
La Perrata había un piano. Yo era muy pequeño
y jugaba con él, a veces me hacían
callar porque era muy pesado. Luego ya en Sevilla,
mi padre me matriculó de piano en el conservatorio
de Sevilla… mientras tanto yo tocaba la
guitarra también.
¿Tenías
intención de ser guitarrista?
Si, yo tenía esa intención, hasta
que tropecé con el piano. Entonces yo iba
ganando dinero con la guitarra hasta poder comprarme
un piano.
¿Todavía
disfrutas con una fiesta a la antigua, con guitarra,
cante y baile? Porque tu casa no es para menos…
Sí, y da pie a ello, yo me llevo mucho
tiempo en casa con el piano, mis máquinas,
y viene muy bien una fiesta para recargar las
baterías, creo que es importante, la necesito.
“Iba ganando
dinero con la guitarra hasta poder comprarme un
piano”
Tu hermano Pedro es
guitarrista, ¿ha colaborado contigo?
Sí sí, en la Bienal del año
90 hicimos una cosa curiosa, buscando tesituras
diferentes para que encajara bien la guitarra
y el piano. Ahora estamos juntos haciendo producciones
y cosas muy bonitas. Y él va con mi tío
Juan [el Lebrijano].
Ahora han salido muchos
en el piano flamenco, Pedro Ricardo Miño,
Sergio Monroy..
Me parece genial… y antes estaba Pepe Romero,
Arturo Pavón que acompañaba a Caracol,
imitaba la guitarra y la voz también, sobre
todo Pepe Romero imitaba la guitarra, se basaba
mucho en el Niño Ricardo.
Además de Esperanza
Fernández ¿a qué cantaores
acompañas?
También a Rafael de Utrera, a Tomás
de Perrate, a mi padre también, a José
de Lebrija…
¿Te
dedicas más a composiciones libres, o siempre
estás pensando en si es soleá, seguiriya
o lo que sea?
No, no tiene por qué, a veces sí
que lo hago pensando en un palo concreto, pero
otras no, me dejo llevar, no me meto en ningún
palo, yo tengo mi duda en las formas, el flamenco
no lo hace la forma de una soleá, lo hace
el alma flamenca, el espíritu de algo que
le da el carisma flamenco, mas que en la forma.
¿Como se define
lo que es el flamenco, se puede?
Es complicado, es una música… ¿cómo
decirlo? Es algo que se ve, se nota, a veces,
en otras músicas que no tienen nada que
ver con el flamenco, hay segundos que sí,
y de repente dices “eso es flamenco”,
no por la armonía o la forma, sino algo
que ha habido que te sabe a flamenco. Algunas
cosas de Juan Sebastian Bach que son muy flamencas,
hay un montón de cosas.
¿Te inspiras
en la música clásica?
Sí, yo escucho mucha música clásica,
me interesa mucho los cuartetos, la orquesta de
cámara, cosas de Ravel, Stravinski… escucho
mucho.
“He nacido en
una familia flamenca, es como mi piel, no me la
puedo quitar”
¿Existe el “nuevo
flamenco”?
Yo creo que no, existe un avance del flamenco,
pero el nuevo flamenco no veo que exista, para
que sea nuevo, es como crear algo, y creo que
lo que se hace se basa en lo anterior, quizás
un pasito más, un avance. Yo hago música,
me considero músico y he nacido en una
familia flamenca, es como mi piel, no me la puedo
quitar, no puedo evitarlo. Pero yo me aburro facilmente
y necesito beber de otras músicas, de otras
tendencias.
En tus discos metes
siempre algo de cante, no es sólo piano.
Sí, me gusta, me gusta.
¿Hay otra grabación
a la vista?
Sí, ya tengo bastante material, pero soy
algo lento, no en componer, pero como hago cosas
de encargo, una obra griega, musica para películas,
producciones, y mi trabajo queda de lado, pero
ahora estoy retomándolo y espero tenerlo
grabado pronto.
Con Orobroy pusiste
el listón muy alto, a la gente le gustó
mucho ese disco.
Sí, en ese momento las casas de discos
estaban muy bien y se le hizo mucha promoción.
¿Pero Orobroy
gustó más que Sur?
Sí, es posible, pero yo creo que fue porque
Sur llegó a menos gente, tuvo mucho menos
promoción.
Al
margen de las grabaciones discográficas,
tus trabajos van encaminados a la realización
de espectáculos como este ‘Voz y
Marfil’.
Claro, me gusta mucho, en este caso con Esperanza,
siempre hemos hecho actuaciones yo en sus espectáculos,
y ella en los míos, y decidimos hacer juntos
este. Creo mucho más en los conciertos
y en el trabajo diario que en los discos, aunque
ciertamente los discos son como libros que se
quedan para siempre. Me gusta más el camino
diario, las colaboraciones que van surgiendo.
Ahora te presentas en
el Festival Caja de Madrid, ¿pero te va
mejor en España o en el extranjero?
Es difícil, se podía trabajar mucho
más, aún no se ve mucho el piano
flamenco fuera de España, es difícil
concienciar que el piano sea flamenco. Aún
así trabajo mucho más fuera que
en España, es cuestión de que vayan
incluyendo el piano en este tipo de festivales,
cada día somos más, estamos empujando
más, buscando nuestro sitio.
