Entrevista a Chocolata, nuevo disco 'De un suspiro'

Entrevista: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos estudio: BMG
Fotos directo: Rafael Manjavacas

Ya nos dicen que tenemos nuestro sonido: el genuíno «Chocolata»

El mismo día en que hacían su debut en Madrid, en la mítica “Boca del Lobo”, quedamos con dos de los tres miembros de “Chocolata”, Carmela y Rubén. Novedosa propuesta en forma de trío que abarca las rancheras, el jazz, el latin y el flamenco. Y prometen que la cosa no se quedará sólo ahí. La raíz jonda es innegable sabiendo de donde vienen. En esta entrevista se presenta en sociedad un grupo que está de estreno con “De un suspiro”. Buen nombre para aludir a esta época, la que les ha puesto en órbita en más o menos lo que dura eso…

 

¿Habíais tocado ya en Madrid?

Carmela: “Oficialmente así…no, porque antes habíamos tocado en un bar pero no había ni publicidad…hace muchos años. Estamos ahora empezando a rodar, lo que se dice girar con nuestra música más allá de nuestro entorno y de una forma, pues eso…como debe ser”.

Estudiando vuestros orígenes yo me presumía algo más puro, no digo para meterlo en “Rito y Geografía del cante” pero bueno, no sé ¿Quiénes sois?

Carmela: “El nombre viene de mi abuelo, que era un poeta de Chiclana, se apodaba “El Chocolate”, porque era muy moreno. No era profesional, ni de la poesía ni del cante, algo en lo que también hacía sus pinitos. Él aprendió solito a escribir, con una caligrafía preciosa. Yo siempre he sido Carmela “la Chocolata”, en honor a él. Tengo también una prima de mi padre que canta copla, un primo guitarrista, una prima de mi abuela que murió joven y que fue artista… pero vamos, aún así mi entorno más directo no es de músicos. Sin embargo de pequeña estaba rodeada de discos de todo tipo, desde Rocío Dúrcal hasta Julio Iglesias, Smash… y quizá ese pueda ser el origen de mi gusto por la mezcla…”

Rubén: “Yo me crié en Arcos, pero como Carmela, mis orígenes están en Jerez. Es más, seguramente coincidimos en nuestra infancia los dos porque nuestras familias eran vecinas… pero hasta años después en Granada no empezamos la relación profesional y atamos todos los cabos.
Empecé a tocar con doce años guitarra flamenca. Mi primer profesor fue Miguel Chamizo, un pedazo de guitarrista que además es el oficial en todos los concursos de los pueblos de la sierra de Cádiz, y que por cierto ha sacado disco hace poco. Luego mi familia era del barrio de San Miguel así que imagínate lo que estaba escuchando desde chico. Mis colegas por otro lado oían Bob Marley, Led Zeppelin… y eso también me tiraba. Con quince años cogí mi acústica y me retiré un tiempo del flamenco. Luis Balaguer me dio clase de guitarra y de armonía moderna en Jerez. Y ya con diecinueve años me propuse entrar en el conservatorio a hacer guitarra, esta vez de una forma reglada, con Manuel Rodríguez, de Utrera. Él fue quien me puso las pilas con obras de más nivel que los niños con los que me puse a estudiar, que imagínate lo chicos que eran. Así que me puse a estudiar guitarra clásica con él viendo las obras de Lauro, Barrios, Cardoso, Villa Lobos…es decir, lo máximo en música iberoamericana para guitarra clásica. Algo que luego tiene que ver en la música que hago con “Chocolata”, claro…
Con el tiempo ya me hice un hueco en el flamenco y he sido guitarrista acompañante en el festival de Jerez, en los cursos…allí, en esa ciudad es donde verdaderamente aprendí esto del toque, con Periquín y con Morao. Solo escuchándoles ya haces una tesis sobre cómo acompañar.

Y bueno, aunque no está te hablamos de Cuni Mantilla. El otro miembro del grupo. Un contrabajista genial, siempre becado por la Junta, o por el Ministerio, por las más altas instituciones musicales…de todos sitios. Terminó en Londres la carrera y lo hizo super joven. Un fiera. Su hermana además es bailaora, así que en cuanto acabó volvió a Granada, de donde es él, y fue con su hermana en sus espectáculos. De hecho, no sólo sabía mucho flamenco de familia, sino que también lo practicaba porque tenía su grupo de flamenco mientras estudiaba en Londres, lo hizo con unos colegas allí y todo.

Él hacía sus cosas con su hermana y Carmela y yo coincidíamos a veces con ellos, era un cruce de convivencias que acabó como acabó, en esto que veis”.

¿Primer disco?

Rubén: “No, segundo. Este disco, el que presentamos, “De un suspiro”, viene a raíz de otra grabación que hicimos en la sala La Caja Negra, en la zona de la Alameda de Hércules de Sevilla. Aquello fue una maqueta, con fallos de grabación, de ejecución…pero sacado con mucho cariño por Pibe Amador. Él es un personaje en el mundillo sevillano de la música, ha sido batería de Silvio Rodríguez, manager de “Pata Negra”, director musical en el programa de Copla de Canal Sur…el caso es que era un gran seguidor nuestro y un día nos dijo que teníamos que grabar eso. Que se empeñaba, que lo registráramos y que eso tenía que quedar guardado de alguna manera. De esa manera grabamos por primera vez”.

Parece que la vida se ha puesto las pilas con vosotros, lleváis un año frenético

Rubén: “Es que en enero de 2010 nosotros íbamos de pico y pala, solo a tocar y disfrutar, sin más pretensiones. Ahí grabamos y el disco llegó al sello BMG a través de Tonio Martínez, amigo de Cuni, el contrabajista. Y en verano Tonio nos llamó y nos dijo que le encantó, que nos encargaba un disco. Así que nos pusimos a trabajar en septiembre y nos fuimos a la playa a componer, que la cosa no podía ser sólo versiones. Y ya está, a por ello. Hasta ahora.”

¿Cuál es el papel de cada uno?

Rubén: “Ella se encarga de las letras, yo de la música y Cuni ordena ideas, no sólo musicales, con ese concepto que tiene él. Con su visión más compleja se cierra el asunto”.

¿Y no ampliáis?

Carmela: “Que más quisiéramos, pero como están las cosas depende de lo que nos ofrezcan. Nos gustaría llevar trompeta, percusiones, al palmero… y cuando se dan las condiciones claro que ampliamos”.

¿Qué recorrido teníais en esto?

Pues ya mucho, no te creas. En Granada, y gracias también a la bailaora argentina la Cilantra, estuvimos muchos años en la “Huerta del Loro”, una especie de local que montamos como si fuera un tablao donde íbamos experimentando. En la faldita de la Alhambra. Hace años que no estamos ahí, lo quitaron. Prohibieron la música en directo en toda la ciudad por temas de contaminación acústica…pero ni teníamos equipo de amplificación. Inexplicable. Allí empezamos a trabajar los tres. Hacíamos flamenco tradicional, pero también, como te digo experimentábamos.
Entonces éramos “Los Buleros” y yo Carmela “La Chocolata”. Con el tiempo unificamos el nombre”

¿Y dedicación exclusiva?

Carmela: “Sí, yo como te decía hacía la carrera de Bellas Artes pero lo mío es que era obsesión por el flamenco. Me llamaban la flamenca, porque todo lo que hacía iba enfocado por ahí.
Además tenemos un grupo de títeres flamenco que va muy bien y con el cual tenemos ya recorridos bastantes sitios”.

Vuestro centro de operaciones ¿Dónde está exactamente?

Rubén: “Son tres pilares geográficos en este grupo. Jerez, Sevilla y Granada. Orígenes, inicios profesionales, grabaciones y vivencias”.

Bueno, entonces flamencura tiene que haberla

Carmela: “Sí, también te cuento que yo bailo. Llevo tantos años aprendiendo como dando clases de baile. Y son catorce años ya… Estudié con Ana María López mucho baile por bulerías, algo en lo que ella es especialista. Y luego con María del Mar Moreno, con Pastora Galván, con Soraya Clavijo, con La Moneta y con el Torombo. Y cante, con José de la Tomasa, Esperanza Fernández y Encarna Anillo. Eso es algo de lo que me gusta hablar, porque de hecho hemos trabajado muchos años ese formato de flamenco puro y nos ha dado actuaciones a todos los miembros del grupo. Pero también hay que hablar del camino de la experimentación que hemos seguido, que todo es importante y que nos ha llevado a este disco. Ahora bien, la flamencura por descontado, está”.

Me resulta difícil encuadraros en un estilo, en serio, me sobrepasa abarcar tanto

Rubén: “A nosotros también. Pero mira, resulta que escuchando cosas de otras músicas te sorprendes de cómo una soleá se llama de otra manera en México y ¡¡es lo mismo!! Por ejemplo, en nuestro anterior disco hay un tema, “Martiniana” que, en medio de un compás de soleá, mete otro de siguiriya y luego reengancha con soleá. Lo tomamos de México. Así que lo versionamos. A ver, eso es de allí y tiene su nombre, pero eso también tiene mucho flamenco, nos atrae. Aunque se llame de otra manera. Había que tocarlo.
Lo que sí nos distingue en este disco es que ya no versionamos tanto, aquí más de la mitad de los temas son nuestros.
Nuestro estilo es “Chocolata”, y punto. Es una música de ida y vuelta pero del siglo XXI.”

A mí me recuerda a las cintas de Rocío Dúrcal que tenía mi padre…

Carmela: “¿Sí? Qué bueno, es que por ahí van los tiros, bueno, una parte. Tiene mucho que ver con que oímos músicas de todo tipo, lo que te decía antes. Somos esponjitas. Escuchamos de aquí y de allá. Por ejemplo ahora me viene a la mente el momento cuando escuché la banda sonora de la película que se hizo sobre Frida Khalo. Me dejó rota y busqué por ahí. Escucho algo y se me clava, tal cual, lo mimetizo y trato de forma natural de versionarla. Mis influencias son todo lo que me gusta, aunque no puedo dejar de hablar de Martirio, que para mí es un espejo brutal en la interpretación.”

Vuestro futuro parece algo imprevisible por vuestra inquietud

Rubén: “Nos dejamos llevar y tan felices, de verdad. Este disco ha salido algo más jazzero pero vamos…todo puede pasar.  Tenemos alguna sorpresilla para lo próximo. Tenemos que tenerla porque firmamos un contrato por el cual en los próximos cuatro años estrenaremos otros dos discos. Pero al ritmo que llevamos me da que no será ninguna presión. La próxima primavera yo creo que tendremos otro nuevo en la calle. Sea lo que sea será con nuestro sello y sonido propios. Ahora los que nos han escuchado ya nos lo dicen, que suena a “Chocolata”.

Carmela: “Quizá Brasil sea nuestra próxima parada musical. Tenemos un percusionista maravilloso, experto en esos estilos, igual que Cuni, y trataremos de llevar a nuestro terreno el arte de por allí…”


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