Entrevista a Amador Rojas. Presenta su espectáculo 'MANDALA'

Entrevista: Pablo San Nicasio

“Lo principal en el flamenco es sentir, el feeling”

Le pillamos en el hotel, a escasas horas del estreno en Madrid de “Mandala”, su propuesta de intimidad y meditación flamencas. Es Amador Rojas un bailaor de impulsos y sentimientos a flor de piel. Y aunque sea en medio de la vorágine de los momentos previos a salir al escenario, Amador no tiene reparos en ponernos al día en su modo de ver las cosas. El de Los Palacios no deja de ser sincero ni cuando no está sobre las tablas.

Este espectáculo que estrenas en Madrid surgió hace dos años
Sí, en Sevilla, tras hacer el espectáculo sobre Frida Khalo. No obstante, es una propuesta que no se ha hecho mucho y me gusta retomarla. Y ahora, pues en Madrid, en la Gran Vía…ufffff.”

¿Qué es “Mandala”?
Es una concepción del baile muy personal, porque en esencia soy solo yo y los músicos. Cada uno de ellos tiene su solo, su momento, donde él y mi baile se encuentran.
Es un ritual, muy en la línea de la filosofía oriental, con referencias a Shiva, a la etnia hindú, de donde se dice que vienen los gitanos…aunque el centro es el flamenco. Por supuesto.
Hago un solo con el violín, que es el instrumento que más inspira a mi cuerpo, que más lo eleva. Otro con la guitarra, que representa el habla…y así con todos. La percusión significa los pies, el cante es la inspiración, las historias que me cuentan los seres de mi alrededor… cada uno tiene un cometido bien definido.
También estamos todos por farruca, tangos, alegría y soleá…pero el momento fuerte es individual, con cada uno.
Y no acabo por bulerías, porque no toca. A veces vale, puedes acabar así y todos felices, luego la gente con ganas de su copita y tal…pero “Mandala” no pide un final por fiesta, pide otra cosa, ya lo veréis.”

“no acabo por bulerías, porque no toca. A veces vale, puedes acabar así y todos felices, luego la gente con ganas de su copita y tal…pero “Mandala” no pide un final por fiesta, pide otra cosa, ya lo veréis.”

Cuentas con un elenco de músicos que te conoce bien
Nunca busco un guitarrista genérico, o este o aquel, que simplemente toquen y punto. Nosotros debemos ser una piña y, salvo que ocurran imprevistos por agenda, como en el caso de los violines en esta ocasión, siempre suelo traer a músicos muy cercanos, de contacto duradero en el tiempo. Gente que me conozca bien.
Por ejemplo, Jesús de Rosario, no vamos a descubrir quién es. Él es el autor de toda la música del espectáculo, salvo la introducción, que es música de Yo-Yo Ma. Jesús es para mí como de mi familia, tenemos una sincronización muy buena y, además de eso, tratamos siempre de que cada actuación sea diferente. Jesús, el resto de músicos y yo. Es la razón de ser de “Mandala”, la exclusividad de cada instante. En el caso de Jesús, su guitarra es puntera y así debe ser. No puedo tener guitarristas de quita y pon porque al final no sería lo mismo. Para esta ocasión además viene con su hermano, Quilino, que con la edad que tiene toca el niño…
En el cante están “El Pulga” y “La Tana” y a la percusión Luis Amador, que también es pata negra”.

¿Por qué contar con Juan Habichuela III?
Le oí tocar el año pasado, en Granada, en el ciclo de flamenco en el Corral del Carbón. Estábamos todos en la salida del auditorio y…oímos desde fuera una guitarra alucinante. Preguntamos quién era, estaba ensayando con Kike, el hijo de Enrique Morente.
Su guitarra suena increíble. Hablé con él y quedamos en hacer algo así. Va a ser figura.
Toca diez minutos antes de mi actuación. Y le dije que tocase lo que quisiera, hoy rondeña, mañana soleá… lo que quiera. Creo que debemos ayudarnos. Por el hecho de que él esté hoy tocando no me va a quitar nada a mí, y va a salir ganando el flamenco. Hoy ya no se da eso, entre los flamencos no se ayudan y eso no puede ser.
En el montaje de Frida Khalo también llevé gente de otros ballets, traté de ayudar, no es tan raro, o por lo menos no debería serlo”.

Vamos a hablar de tus orígenes y la gente que te vio crecer
Pues tengo que hablar de Salvador Távora. Inevitablemente. Me presenté en su compañía y me dijo “¿A ti te gustan las cosas de Mario Maya?” y yo…pues claro. “¿Y sabes girar?” así que le giré como pude.
Me dijo que era muy racial, muy personal…y me fui cinco años con él de gira con “Carmen”. Fue el arranque de mi vida profesional.
Luego volví a Sevilla, donde me curtí en los tablaos y donde conocí y me enrolé en las compañías de la Familia Montoya, los hermanos Galván, Pilar Távora, Manuela Carrasco…ellas fueron mis maestras.”

“Por el hecho de que él (Juan Habichuela) esté hoy tocando no me va a quitar nada a mí, y va a salir ganando el flamenco. Hoy ya no se da eso, entre los flamencos no se ayudan y eso no puede ser”

¿Y Farruco?
Con él empecé a los siete años, pero no comprendí sus enseñanzas hasta que no tuve quince o dieciséis. Mi padre sabía que él era el mejor bailaor gitano de su tiempo y me dio unas siete u ocho clases, no más.
Al principio me dijo que tenía que espabilar la mitad superior de mi cuerpo, porque de pies andaba sobrado. Él fue quien me llenó de flamenco las venas y quien primero me probó en el escenario. Por los pueblos, con siete u ocho años…”

Hasta que Eva Yerbabuena…
Entre ella y yo vimos que yo no podía hacerme a la vida de una compañía. Que yo tenía que tirar por mi camino. Es duro pero no podía ser de otra manera. Lo dejé y, bastante desmotivado, me vine para Madrid, sin nada que perder”.

Una estampa muy antigua esa, la de probar en Madrid
Si, ¿verdad? Maletita, cincuenta euros y a ver quién me recogía en su casa, dónde me ponía a trabajar…haciendo pruebas para los tablaos…en fin.
Me cogieron en el Arco de Cuchilleros y una noche se pasó por allí Antonio Canales. Figúrate…se acercó y me dijo que contaría conmigo para hacer su espectáculo “Los Grandes del Flamenco”…fue como revivir. Ese gesto de ir a verme al tablao siendo él quien era…eso ya no se da.

Y además, tiene que ver con lo que te decía de Juan Habichuela en mi espectáculo. Eso de dar hueco a gente que empieza. En mi caso encima, mayor es mi agradecimiento con Canales, porque yo no soy de los que están continuamente llamando a las puertas para que le programen, no va conmigo, mi forma de ser se mueve con el baile, no con esa burocracia, no estoy preparado para llamar a los despachos.”

“Me cogieron en el Arco de Cuchilleros y una noche se pasó por allí Antonio Canales. Figúrate…se acercó y me dijo que contaría conmigo para hacer su espectáculo “Los Grandes del Flamenco”…fue como revivir. Ese gesto de ir a verme al tablao siendo él quien era…eso ya no se da”.

Tampoco  pareces un bailaor al que le guste mirar al pasado
Es que a mí, personalmente me “chafa” lo que veo por ahí. A los “guiris” se les ofrece el flamenco que se daba hace setenta años. Visten a una niña de gitana, sin gracia, con su peineta… y luego que no diga absolutamente nada por alegrías o por tangos…mirar siempre al pasado en el flamenco sin más no lleva a nada. Hay que buscar otras estéticas, mezclar. A mí me encantaría bailar con “Beyoncé” o con “Prince”. Mira lo que hace gente como Rubén Olmo, Rafael Estévez, Israel Galván…ellos saben de sobra lo que es el pasado en el flamenco, lo llevan dentro, pero no lo rebozan sin sentido. Ellos son la vanguardia”.

¿Qué es lo que cuenta para ti en esto?
Ante todo el sentimiento. Que cada instante sea único, el feeling es lo que hace que la gente, sin saberlo, se levante. Y el flamenco es diferente a cualquier arte en este sentido. Las autoridades deben saberlo. No cuidan el flamenco. Sí, quieren que permanezca, pero una cosa es eso y otra cosa es cuidarlo, mimarlo, como un ser vivo, hay que ir más allá”.

Cupón descuento:

Imprime este cupón y presentalo en la taquilla del teatro al comprar tus entradas, así obtendrás un 30% de descuento, cortesía de DeFlamenco.com

 

Salir de la versión móvil