Ingueta El Rubio

Miguel Rubio - Ingueta

Miguel Rubio - Ingueta

Nacido en Madrid en 1977, hijo de Miguel El Rubio –cantaor genial y de culto y en cuyo disco Una voz del Cielo participó- y sobrino del espléndido guitarrista Camarón de Pitita, Ingueta El Rubio da sus primeros pasos artísticos siendo casi un niño, cantando y tocando para el baile en Café de Chinitas, pues a los nueve años de edad ya dominaba la guitarra, y acompañando a cantaores como su padre o Indio Gitano, primero al que tocó… Muy pronto, la enjundia de su eco y maneras cantaoras fue reclamada para propiciar su inspiración artística por figuras de la trascendencia de –entre muchos otros- Farruquito, Tomatito, Vicente Amigo, El Güito, Sara Baras, Jerónimo Maya, Antonio Canales o José Maya, lo que le llevó a lucir su arte en Francia, Italia, Suiza, Luxemburgo, Estados Unidos, Brasil, Canadá o Venezuela y da idea del valor concedido por los grandes del flamenco al talento de este joven cantaor.

Ingueta pertenece a la tercera generación residente en Madrid de una ilustre dinastía cantaora procedente de La Línea de la Concepción –la de Los Rubios– que arranca con su abuelo Antonio El Rubio y su tío abuelo Joaquín El Canastero, quienes influyeron de modo notorio, en especial por bulerías, tangos y fandangos, en el estilo del joven Camarón de la Isla recién llegado a Madrid.

En efecto, lo que hoy se conoce como sonido camaronero se nutrió, en gran medida, de los melismas, letras y acentos acuñados en el seno de esta familia. De Joaquín El Canastero son temas grabados por Camarón tan populares como Carmela o Con roca de pedernal, y de su casa salieron bulerías como La vara de los chalanes o La cava de los gitanos… La de Los Rubios es reconocida, en efecto, como una estirpe dotada en cuantos de sus miembros abordan el cante con un eco de flamenquísima resonancia y añejo aroma, además de con un sello extraordinariamente personal en su decir, lo que los convierte en prestigiosos eslabones en el devenir del arte hondo.

Como nadie discute el rango de fuente fundamental por fandangos y bulerías de su abuelo Antonio El Rubio, nadie tampoco discute que Ingueta El Rubio -además de cantaor, guitarrista, violinista y cantautor flamenco- es uno de los principales valores en alza del cante de nuestros días. No es de extrañar, pues, ni que Paco de Lucía quisiera enrolarle en su sexteto -invitación que compromisos artísticos ya contraídos le impidieron aceptar- ni la expectación despertada por los recitales de este artista de sentimiento y raíz y de innegable denominación de origen, como no lo es -a poco que los toros le embisten- la conclusión de los mismos en rotundo triunfo.

Su decisión de dar el salto a cantaor de alante nació de la responsabilidad de saberse heredero de una saga singular y centro de la mirada y las esperanzas de una afición que vislumbra en él una bomba a punto de estallar. Como cantaor solista –faceta en la que se distingue por la singularidad y la arriesgada apuesta de acompañarse a sí mismo a la guitarra, gracias a su dominio de dicho instrumento desde niño- inauguró en 2013 y 2015 el ciclo madrileño Suma Flamenca y ha ofrecido recitales en Sevilla, la Bienal de Málaga, Zaragoza, el Teatro Gayarre de Pamplona… además, claro, de ser habitual en los escenarios madrileños, donde cuenta con infinidad de seguidores. Su más reciente y comentado éxito ha tenido lugar en el ciclo Flamencos y Mestizos, organizado en la Sala Berlanga de Madrid por Paco Ortega, con el que tras ganar el Concurso del Fetival Flamencos y Mestizos de la Ciudad de Úbeda, acaba de grabar su primer disco que saldrá a la luz en Febrero de 2019.

JOAQUÍN ALBAICÍN

 

 

 

 

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